El obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramon Canecin, en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres, llegó el domingo hasta la Fazenda de la Esperanza “Nuestra Señora de Itati”, que se ubica en el camino a Cecilio Echeverría. Junto a las mujeres que realizan su “caminata” de recuperación de las adicciones, trabajaron con el mensaje del Papa Francisco, celebró la misa y luego fue el encargado de preparar el almuerzo.
"Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande, hasta desbordarse", advierte el Papa Francisco en su mensaje para la VII Jornada de los Pobres -que se celebró bajo el lema “No apartes la mirada de los pobres”.
“Cada día nos comprometemos a acoger a los pobres, pero no es suficiente. Ese río parece desbordarse; tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”, escribió el Santo Padre.
“Vivimos”, continúa, “en tiempos que no son especialmente sensibles a las necesidades de los pobres. La presión para adoptar un estilo de vida próspero aumenta, mientras que las voces de quienes viven en la pobreza tienden a no ser escuchadas".
“En una palabra”, continúa, “siempre que nos encontramos con un pobre, no podemos mirar hacia otro lado, porque eso nos impediría encontrar el rostro del Señor Jesús”.
Monseñor Adolfo Canecin, compartió el mensaje papal, que fue el material para el trabajo en grupos, bajo la modalidad de la “Conversacion en el Espiritu”.
La actividad emergió como consecuencia de las palabras del Santo Padre, quien expresó en numerosas ocasiones que “la solidaridad es compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra, y como cristianos debemos encontrar siempre en la caridad, en la fe y en la esperanza el fundamento de nuestro ser y nuestro actuar”.+