En un Buenos Aires Lawn Tennis Club repleto, Fran y Seba encaminaron la serie. El domingo se define.
La Copa Davis nació en 1900, pero la inclusión de Argentina como participante se dio un tiempo más adelante: fue recién en 1923 cuando el país cruzó en barco el Atlántico durante 25 días para caer ante Suiza por un contundente 4-1 entre el 15 y 17 de junio de aquel año. En aquel entonces, Carlos Caminos, Ronald Boyd (el único que pudo sumar un punto), Aldredo Villegas y Guillermo Robson fueron los elegidos para representar a la Asociación Argentina de Lawn Tennis (luego se modificó el nombre por el de AAT). Desde ese momento, hubo 88 jugadores que vistieron los colores celeste y blanco. De Vilas a Del Potro. De Cano a Nalbandían. Y, en todo ese período, hubo cinco finales -con un título histórico en 2016- y también descensos, lo que este fin de semana se buscará evitar frente a Lituania y contra un público que colmó el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Francisco Cerúndolo (21°) fue el encargado de abrir la serie. Con la presión sobre sus hombros por el favoritismo y por tratarse de su primer partido como local en la competencia, arrancó un poco tensionado. Intercambiando errores con tiros ganadores. Sin embargo, logró acomodarse, le hizo sentir el rigor de la experiencia a un interesante Villius Gaubas (476°), quien este año ya ganó dos títulos en la categoría future, y le castigó todas sus falencias durante el primer set.
Pese a seguir lejos de su mejor versión, esa con la que deslumbró durante Roland Garros, Cerúndolo mostró sus dos caras en el segundo parcial. Sufrió con la volea y el revés estuvo inconsistente, pero encontró en el drop y en la derecha su arma para desequilibrar desde el fondo de la cancha. No obstante, esto último no le alcanzó para poder maquillar los problemas y liquidar las acciones (desperdició un match point). De hecho, necesitó un tercer set para sacar adelante el encuentro.
En definitiva, el porteño se impuso, en su sexto match point, por 6-1, 6-7 (6) y 6-2 en 2h29m para hacer vibrar a todo el estadio y, principalmente, para darle a la Argentina el tranquilizador 1-0.
En instantes, Sebastián Báez (28°) estiró su buen momento del circuito y superó a Ricardas Berankis (231°), ex 50 del mundo, por 7-6 (6), 5-7 y 6-3 en 2h40m.
El partido fue parejo. Con momentos de uno y de otro. De hecho, Báez tomó una rápida ventaja de 4-1, pero la largó y hasta estuvo contra las cuerdas aguantando los impactos. Sin embargo, siempre se la bancó, no bajó los brazos e impuso su estilo de lucha desde la línea de base para llevarse el primer chico.
El nacido en Billinghurst quedó con confianza después de semejante remontada. Y hasta se llegó a posicionar 5-4 y saque. No obstante, no lo pudo cerrar y todo se fue hasta el set decisivo, cuando se produjo un sube y baja de emociones en la que Báez fue el más fuerte (salvó un triple break point en el octavo game del tercero) y ganó un partido más que chivo