El equipo de Demichelis, que terminó con nueve cambios, igualó 1-1 en el amistoso en Dallas. Con el termómetro marcando una sensación térmica por debajo de los cero grados en el Cottom Bowl de Dallas y las piernas duras por el esfuerzo de la pretemporada, River se las ingenió para mostrar chispazos de lo que pretende Demichelis.
Porque más allá del gol out of context de Rayados que contó con la complicidad de Ezequiel Centurión, no se notaron diferencias en el juego a pesar de que Rayados de Monterrey llegó con ritmo en plena disputa de la Liga MX. El de Herrera (tremendo bombazo tres dedos para el 1-1) fue uno de los apellidos que resaltó Micho, al igual que el de Barco y un más que auspicioso Mastantuono.
El nuevo River 2024 mostró rasgos propios y mantuvo otros del 2023, sobre todo la falta de agresividad en metros finales, donde el #9 es el número que más se menciona en Núñez en el mercado. Sin Borja, desafectado por fatiga, Colidio y Ruberto integraron una ofensiva que no desniveló.
El Rubio fue el más activo, buscó asociarse con Barco, hizo de Beltrán con mucho desgaste en la presión alta, pero no pesó en el área. Y al goleador del Sub 17, laborioso y pillo para ganar faltas de espaldas al arco, se le nota que aún le falta roce de Primera. Así, en los primeros 45’ River solo inquietó a Cárdenas con un tiro libre y un remate de Barco, el más desequilibrante y con cambio de ritmo en una mitad de cancha que se perfila para arrancar la Copa de la Liga Profesional.
La nueva era se perfila con Matías Kranevitter como #5, con Ignacio Fernández y Manuel Lanzini como laderos, encargados tanto de la recuperación como del inicio de las jugadas. Pero en un proceso de armado que lógicamente llevará tiempo a pesar de la urgencia de que en nueve días tendrá su debut frente a Argentinos, el eje aún no está aceitado. Nacho no mostró el cambio de ritmo de De la Cruz, al ex West Ham le faltó ser más revulsivo y asociarse en el circuito de juego como lo podría hacer el Diablito y como de hecho lo hizo Franco Mastantuono en los minutos del segundo tiempo que estuvo en cancha.
Porque al igual que contra el combinado de la MLS, Demichelis movió el banco, hizo varias modificaciones y el pibe de 16 años mostró desfachatez y personalidad: en su primera pelota, se atrevió a pedirle un tiro libre a Barco y sacó un lindo zurdazo que el arquero de Monterrey logró mandar al corner. Y en cada pelota que agarró, siempre levantó la cabeza para asociarse y mirar el arco rival al igual que Subiabre, otro talento que solo piensa en encarar.
Al igual que el año pasado, River pagó caro la desinteligencia de Centurión que Rodrigo Aguirre capitalizó entre los centrales González Pirez -luego salvó un gol en la línea- y un correcto David Martínez que se perfila para arrancar en la zaga junto a Paulo Díaz. Pero tras ese punto de inflexión, el aspecto positivo es que el equipo reaccionó, con la frescura de los que quieren ganarse un lugar como Palavecino, Fonseca y Aliendro. Y en tiempos donde se piden refuerzos y Simón salió con un traumatismo en la mano derecha, el Yacaré quiere dejar de ser un problema para ser solución.
En un puesto que Boselli se adueñó fácilmente, pero que no podrá ocupar de arranque por estar en el Preolímpico de Venezuela con Uruguay, Herrera hizo un golón a lo Cafú que significó más que el 1-1 final. Porque en lo anímico sirve para recuperar y fortalecer la confianza de un River que, sin contrataciones a la vista, necesita autogestionar sus propios refuerzos.