El gol de Pablo Solari salvó el invicto de River en lo que va del 2024 pero también fue un aviso para lo que viene: el puntano no es nueve, pero es después de Borja el jugador con más gol del plantel que administra Martín Demichelis y de ninguna manera puede quedar afuera si no está en cancha el colombiano.
Por lo demás, el partido contra Banfield significó un paso atrás para River. Otro, si se suma la mala performance en Tucumán. Otro paso atrás que podrá quedar en el olvido colectivo en apenas una semana si es que el CARP le gana a su clásico rival por tercera vez consecutiva. En todo caso, quedan algunas cosas en evidencia de este 1 a 1 contra el Taladro que sí pueden repercutir hacia adelante en un semestre en el que River empezará su andar en la Copa Libertadores: sin Borja faltan recursos para llegar al gol.
Con una evaluación cuanto menos osada en el último mercado de pases para no traer delanteros que le hicieran sombra al Colibrí, ahora Demichelis tendrá que ingeniárselas para crear gol sin goleadores. Y tal vez, muy probablemente, tenga que hacerlo en el partido más importante de este comienzo de año: con un Colidio que podrá jugar en ese puesto pero que decididamente no parece cómodo como referencia y con un Ruberto que no debiera cargar con una mochila tan pesada a estas alturas de su vida y de su carrera, el desafío de llegar al gol supone el principal problema para el entrenador en las próximas horas. Este domingo no lo resolvió.
Colidio estuvo demasiado solo arriba tanto en la presión como en la búsqueda de espacios y River se tornó previsible casi todo el partido. En todo caso con los cambios de Demichelis y más por empuje que por ideas, haya logrado hacer figura a un Marcelo Barovero que parecía destinado a brillar en su regreso al Monumental y en su cumpleaños número 40: la última media hora de un juego en el que casi no había tenido trabajo se transformó en un show de Trapito, con atajadas que a más de uno de los 85.000 hinchas que llenaron el Monumental le habrán hecho recordar escenas gloriosas de la década pasada.
La definición no fue el único problema que tuvo River ante un Banfield al que le alcanzó con ser ordenado para neutralizarlo casi todo el partido: el tándem Aliendro-Fonseca en la mitad de la cancha por ahora no funciona del todo ni como usina de fútbol ni como contención y en ese sentido llamó la atención que Rodrigo Villagra no haya tenido minutos que pudieron haberle destrabado al técnico una opción valiosa y de mayor rodaje para el 11 del superclásico.
Con un Nacho Fernández más impreciso que en este buen primer tramo del año y un Barco que muchas veces equivocó los caminos, tampoco fue Franco Mastantuono esta vez la llave del equipo para abrir a un Banfield que se plantó por momentos con diez jugadores detrás de la línea de la pelota. No podrá, claro, caérsele al chico de Azul: la ilusión que genera su desparpajo es lógico pero su crecimiento tampoco debe verse forzado a los 16 años. En ese sentido, Echeverri entró bien y se anotó buenos puntos para jugar contra Boca, así como Sant’Anna mostró que quiere y tiene con qué ganarse el puesto de lateral derecho en la pelea con Herrera.
¿Dónde está el gol? El gol estuvo finalmente en la cabeza de Solari para empatar un partido que River nunca supo abrir pero que tampoco merecía perder por aquella desatención que derivó en el 1-0 de Galván. Por lo demás, el análisis se suspenderá hasta el fin de semana que viene: "El domingo cueste lo que cueste", atronó el Monumental. A River este domingo le costó muchísimo. Contra Boca, una historia aparte.