La historia, el resultado, la tabla, cambió recién ahí. En ese error insólito de Sergio Romero, en ese cabezazo con dirección pero sin fuerza de Javier Correa a los 22' del ST. Recién entonces se partió un partido que parecía demasiado largo para ser tan corto (se jugaron 69 minutos) y muy difícil de romper, excepto por alguna situación fuera de contexto.
Y así fue. Estudiantes aprovechó esa falla de Chiquito y sacó un 1-0 demasiado definitivo para tanta paridad. Así, se metió en zona de clasificación (2° con 24 puntos) y lo dejó a Boca afuera (5°, con 22 unidades), aunque el Xeneize, con ganar en la última ante Godoy Cruz de local, también se meterá en los playoffs.
El triunfo premió al Pincha por ir a buscarlo recién sobre el final y castigó a Boca por no jugar el partido como lo había planteado de antemano: como una final. El equipo de Martínez anduvo en La Plata con la calculadora en la mano, sabiendo que ni siquiera la derrota lo dejaba afuera. Sin embargo, ahora está obligado a ganar sí o sí el martes contra Godoy Cruz, que llega clasificado y líder (nadie le podrá sacar esa lugar). Estudiantes, por su parte, necesita no perder contra Lanús en la última fecha para pasar también.
El partido fue tan distinto al primero, a los 26 minutos del 17 de marzo, que lejos estuvo de ser una continuidad. Fundamentalmente, porque cambiaron los roles. Aquel domingo Boca llegaba a La Plata obligado a ganar, porque estaba afuera de la zona de clasificación y tenía que empezar a meterse. Por eso, aquella vez, fue más ambicioso. En eso también perdió. No sólo pagó no tener esa misma actitud, sino también por no contar con esa necesidad y urgencia. Salió a acompañar el andar del juego, no a dar el golpe en la mesa.
El primer tiempo fue tan corto (32 minutos) que pareció largo por el bajo ritmo y la falta de intensidad de un lado y del otro. Pareció, por un momento. como si no quisieran lastimarse, como si el tener menos margen de error o de reacción, los hubiera atado de pies y cabeza. O de pies a cabeza. En todo caso, a su vez, se respetaron demasiado. Hasta en eso fue diferente a lo que pasó 26 días antes.
Boca, que había recuperado jugadores claves para este partido (Romero, Rojo, Equi Fernández y Pol Fernández), aceleró recién a los 26 minutos con un centro picante de Advíncula que ni Cavani, ni Medina, ni Zenón llegaron a contactar. Fue lo más peligroso lo que insinuó que lo que concretó en esa jugada. Y en todo el primer tiempo, al fin de cuentas.
La calentura estuvo en los roces, en esa entrada de Blanco a Cetré, en ese planchazo de Rojo al colombiano, en esa falta fuerte de Sosa a Lema (sí, el mundo del revés), o en ese codazo de Pol a Zuqui que hizo que el final de la primera etapa terminara en empujones y discusiones. Fue mucho bla bla y poco fútbol.
Por eso, el ST pedía un cambio para los dos. De arranque, poco se modificó. Pero después de los 15 minutos, ambos parecieron romper el pacto. Llegó Boca con una patriada de Lema y un disparo cruzado de Zenón que Cavani no llegó a conectar, acaso la única clara-clara. Y contestó Estudiantes con un remate de Carrillo, que pasó cerca del palo derecho de Romero.
En el medio, los dos técnicos movieron el banco. Martínez puso a Saralegui por Pol y a Merentiel por Langoni, en busca de refrescar el medio y el ataque, pero nada se modificó. Y Domínguez sacó a un intrascendente Sosa para poner a Javier Correa. Fue, en definitiva, la variante del partido, porque el ex Racing le terminó dando la victoria.
Ahí, entonces, cambió todo. Llegó el centro de Piatti en el primer palo, el cabezazo de Correa y el error de Romero. Boca se acordó tarde de atacar, con los ingresos de Merentiel, Benedetto y Janson y encima se quedó sin Blanco, expulsado. Lo demás, es historia conocida...