Cuando Boca reaccionó, preguntó qué día era. Fueron 10, 15 minutos de fuego amigo: en dos minutos, Medina la había regalado dos veces, la primera no pasó a mayores, la segunda le quedó servida a Pikachu, que la tiró afuera de incrédulo nomás. La tercera fue la vencida: Equi Fernández dio un pase comprometido para atrás, peor fue el control de Figal, que se le fue larga, le quedó regalada a Pochettino, que habilitó a Lucero (al límite) y definió para el 1-0.
Pero Boca no asimiló el impacto, es más, siguió sin poder hacer pie en una cancha pesada, en un clima húmedo y sofocante. Descoordinación, imprecisiones, fue el primer plato de una noche de las largas, de las difíciles, de las que arruinan momentos. Porque Boca llegó a Fortaleza a jugar una final, con la esperanza de ganar, con la obligación de sumar en una zona en la que se pelea punto a punto el primer lugar, y resulta que en tres minutos ya estaba perdiendo,mucho más por errores propios que por méritos del rival.
Ahora, pero cuando Boca reaccionó, después de preguntar qué día era, aceleró de 0 a 100 en cinco segundos, aún con un equipo alternativo. Desde Equi Fernández haciendo pie en el medio, desde los tándem por las bandas -Saralegui/Langoni, Saracchi/Fabra), Fortaleza se sorprendió de que el boxeador que estaba en la lona se levantara y tirara piñas. Una tras otra. Boca no tardó nada en equilibrar el marcador, clave para bajarle la confianza al rival. Langoni combinó con Saracchi, y un centro bajo que no pudo despejar la zaga lo aprovechó Merentiel, que apareció limpio y puso el 1-1.
Lo que siguió fue un ida y vuelta frenético, con chances de gol en uno y otro arco, con el triunfo coqueteando con uno y con otro, sin saber con quién se quedaría. Lo tuvo Fabra en un par de contraataques, pero Fortaleza con Pikachu era una pesadilla ante una defensa que no terminaba de dar seguridad (Lema no jugó cómodo como segundo central, error del DT) con el agravante de insistir en salir jugando en un campo que no daba para asumir esos riesgos. Sin contención por izquierda (Saracchi y Fabra no terminaban de decidir quién tomaba al escurridizo Pikachu), a Boca le costaba neutralizar, y en definitiva ese sector terminó siendo su Waterloo.
La clave fue cómo uno y otro salieron al complemento: Fortaleza no esperó a que Boca se equivocara como en el inicio del partido, fue a buscar el triunfo con las armas que le habían dado resultado y ante eso el equipo de Martínez no tuvo respuesta. Primero fue Chiquito el que salvó el gol con una tapada tremenda a Welinson y enseguida la sangría: primero un tiro libre de Pochettino a la cabeza de Lucero (mal marcado, gran definición) y luego otro pase del ex jugador de Boca (y River) para Pikachu a la espalda de Saracchi para poner el 3-1.
Y justo cuando Martínez tiraba varios titulares a la cancha, el desastre: desborde de Welinson y gol de Pikachu, de pechito...Y lo que siguió fue el festival de desconcierto que suelen ofrecer los equipos que tienen noches así, aunque a Boca no le faltó vergüenza para buscar el descuento (Equi al palo, gol de Zenón de afuera), al precio que fuera. Y fue muy caro, por el golpe de una acuación de aplazo y por una clasificación que se complica. Mal...