El más grande de todos. El que hace culto de la palabra mística. El único que, pase lo que pase, parece que siempre lo terminará ganando por su camiseta. Real Madrid está en una nueva final de Champions haciendo honor a todos estos dotes. Irá por su 15° contra el Borussia Dortmund.
Le negó al mundo una final alemana. Dejó en el camino al Bayern no sin antes sufrir y caminar por la cornisa. Tras el 2-2 en Munich, el Merengue tenía que cerrar la serie en su casa. Antes del cruce, de las 24 veces que había empatado una ida de eliminatoria como visitante, en 23 había terminado ganando la serie. Este miércoles confirmó el dato. Lo hizo con dos goles agónicos. a lo Madrid. Con aura ganadora, brillante y vibrante. Única. Lo perdía 0-1 por un golazo de Davies, pero un doblete de Joselu a los 88’ y 91’ lo puso en una nueva final de Europa. Increíble.
No debió sufrir tanto el Real. De hecho, de no ser por Neuer debió haber goleado. Pero cosas del fútbol, terminó aprovechando el único error del arquero alemán para llegar al empate y después ganarlo. Hasta el minuto 88’, el desarrollo había sido constante: los de Ancelotti con la pelota y generando chances. Los de Tuchel, jugando de contra, tomando el papel que muchas veces supo tomar el de Madrid. Entre Vinicius y Rodrygo perdieron una y otra vez con el arquero del Bayern. Neuer atajó de todas las formas posibles y Davies, con un derechazo formidable, puso arriba a los alemanes, que estuvieron tan cerca y lejos a la vez.
A falta de dos minutos para los 90, Neuer dio un rebote corto en un remate que no llevaba peligro y regaló el empate. En shock, los alemanes quedaron paralizado y un centro encontró solito al mismo goleador. Hazaña del Real Madrid. El equipo con más mística de todo el planeta. A la final de la Champions.