Luego de un mal primer tiempo, el Xeneize se repuso y consiguió un punto que lo deja 14° en la Liga Profesional.
En el Mundo Boca suele pasar que la expectativa va en contra de la realidad. Pasó hace cuatro días, cuando el remendado equipo que pudo poner en cancha Diego Martínez se la bancó bien en la altura de Quito. Y volvió a pasar este domingo en Florencio Varela, en el empate 2 a 2 ante Defensa y Justicia, en una tarde fría y tibia a la vez: por el clima y por lo que transmitió un Boca con sus cuatro refuerzos en la cancha y la esperanza renovada de un mejor funcionamiento por venir.
Si alguien pensaba que partidos como el último que jugó como visitante el Xeneize en esta Liga Profesional habían quedado atrás (aquella derrota sin atenuantes contra Platense), se equivoca. Si bien pasaron casi dos meses, en la reanudación del certamen local bastaron veinte segundos para que el local le muestre los dientes a un equipo que -si bien presentó algunas bajas pensando en el choque copero del miércoles- no dista mucho de lo mejor que el DT tiene hoy a mano.
Porque Francisco Meneghini habrá tomado nota no solo del debut absoluto de Dylan Gorosito sino también de todas las modificaciones que el DT xeneize fue trabajando durante la pretemporada en la banda derecha del mediocampo. Y ahí mordió el Halcón en la primera pelota del partido, que no terminó en gol porque el árbitro no había dado la orden y le hizo repetir el córner que terminó en el fondo del arco de Chiquito Romero a Aaron Molinas.
Con esa misión, la de incomodar a un de por sí incómodo en la línea Belmonte, siguió el local apretando. Con la intensidad que le duele a este Boca, que no se podía acomodar en el partido, sobre todo en la parte defensiva: a partir de una mitad de la cancha inédita y una última línea donde el chileno Gary Medel sobresalía más por su rol de líder que por cualidades futbolísticas.
A los 12, otra vez con un córner, el propio Molinas (ese que la gente de Boca veneraba por su pegada) le dejó un problemón a la defensa de Boca en el corazón del área que nadie supo resolver. Y tras un rebote, apareció Santiago Ramos Mingo para empujarla y poner el 1 a 0. Sí, otro made in Boca Predio.Los fantasmas de cada derrota se apoderaron de los de Martínez, que parecía repetir la historia de tantas visitas xeneizes a Varela con la impotencia de no poder hacer frente a la adversidad. Sin embargo, antes de que se cumplan 20 minutos otro córner (pero a favor) derivó en una mano de Ayrton Portillo que -recién a instancias del VAR- Rey Hilfer cobró como penal para la visita. Merentiel lo cambió por gol y Boca se encontró con un 1 a 1 por el que poco había hecho.Pero ni siquiera estar de nuevo en partido le mejoró el andar a los del Gigoló, que no encontraban ni dominio ni funcionamiento. Y para cuando Molinas la clavó desde afuera para el 2 a 1, ya el DT había metido mano varias veces en el ordenamiento de sus jugadores, consciente que algo no estaba saliendo tal lo planeado.Pero ni siquiera estar de nuevo en partido le mejoró el andar a los del Gigoló, que no encontraban ni dominio ni funcionamiento. Y para cuando Molinas la clavó desde afuera para el 2 a 1, ya el DT había metido mano varias veces en el ordenamiento de sus jugadores, consciente que algo no estaba saliendo tal lo planeado.Con ese poco y un Defensa que no pudo sostener el ritmo, parecía que el resto del complemento (casi 40 minutos) podía quedar a pedir de Boca. No fue así, porque nunca pudo encontrar profundidad, pero también pareció sin la voracidad necesaria para conseguirla. El local -incluso- terminó llegando más y hasta haciendo revolcar a Chiquito Romero. Y a pesar de que el Xeneize también pudo desnivelar, la tibieza del empate dejó la sensación de frustración y a la vez de haber conformado por el trámite adverso. Aunque la expectativa inicial haya sido otra.