Con goles de Borja y Simón, el equipo de Gallardo sacó chapa y sigue en la Copa. Ahora, Colo Colo.Este River en construcción colocó el mejor ladrillo desde el regreso de Marcelo Gallardo y no sólo por haber sacado el boleto a los cuartos de la Copa Libertadores.
Anoche, a la par de la bandera “nunca dejamos de creer”, la parte 2 comenzó a tener sus primeros cimientos y la mística de aquellas recordadas noches coperas se dispersó nuevamente por el Monumental, junto a la llovizna que le puso un condimento extra al mata-mata.
Con contundencia, presión alta, intensidad y jerarquía, le tiró la chapa encima a Talleres y festejó una merecida clasificación, que incluyó signos positivos en cuanto a lo físico y futbolístico, materias que estaban en deuda, y puntos altos individuales que reflejan que la espátula y el cemento del DT trabajan intensamenteVerlo a Matías Kranevitter arrodillado en el césped, con los puños apretados mientras Miguel Borja festeja de cara a la San Martín inferior es el fiel reflejo de que volvió el River de Gallardo.
Porque si la T se equivocó al querer salir jugando fue en un enorme porcentaje por la presión del #5, que los corrió a todos en el área rival y forzó la imprecisión que el Colibrí mandó a guardar en su vuelta. Párrafo aparte: ¡cómo lo extrañó River en su ausencia!Más de un hincha de River se sorprendió al no ver al Diablito Echeverri en el 11 inicial. Pero claro, como dicen los hinchas de River, “si Gallardo lo decide, por algo será”. Y el partido le dio la razón, una vez más.
En esos primeros 45’ flojos, el volante mostró su mejor versión, la que lo llevó a ser una debilidad del Muñe en su primera etapa. Nada de lateral derecho, donde solía ubicarlo Demichelis. Santi se siente cómodo como volante, suelto, como jugó anoche ante la T.
Y como la cabeza es un factor fundamental, en pocos días se reconvirtió e hizo olvidar la ausencia de un Echeverri que de todas formas ingresó y rápidamente recibió aplausos por sus gambetas y despliegue.Con Pezzella y Paulo Díaz cada vez más consolidados en la zaga, con Fabricio Bustos que se adueñó del lateral derecho y a la espera del Huevo Acuña para formar una defensa tranquilamente del fútbol europeo, hasta Armani se ganó su “Pulpo, Pulpo”, con su atajada a Rivero en un momento clave, post 1-0. Y si bien la T vendió cara la derrota y cuando Ribonetto arriesgó y mandó todo el arsenal a la cancha pudo descontar a través de Girotti, ahí River también sacó a relucir su jerarquía y no sufrió sobresaltos.
Después de dos ediciones en las que se había despedido en octavos, una con Gallardo (vs. Vélez) y otra con Demichelis (vs. Inter de Porto Alegre), River está en cuartos e una Copa que cada día que pasa representa una oportunidad cada vez más única. Es que si bien tendrá un duro examen ante el Colo Colo de Jorge Almirón, no está el clásico rival, la final será en Núñez y quedó afuera Palmeiras, uno de los posibles rivales fuertes. Faltan varios pasos, pero en Núñez peregrinan junto a Gallardo y creen más que nunca en conquistar otra vez América. Sí, sí, Simones...