Con goles de Duarte y Campaz, el Canalla derrotó 2-1 a la Lepra y festejó en el Coloso Marcelo Bielsa. Banega descontó para el local.
Si algo suele caracterizar a la mayoría de los clásicos del fútbol argentino es que por lo general se definen por detalles, jugadas de pelota parada e incluso accidentes. Y el triunfo de Central contra Newell’s en el Coloso Marcelo Bielsa fue otro ejemplo evidente de esta situación. Porque el equipo de Holan venció a la Lepra como visitante gracias a dos cabezazos-asistencias de Quintana tras centros de Malcorra. De yapa, el Canalla cerrará el domingo en la punta de la Zona B del Apertura.
Al típico inicio friccionado y cortado por faltas se le sumó la prematura baja de Mallo por lesión muscular (a los 8’) y una carambola de la defensa de Newell’s que casi se convierte en gol en contra con blooper. Ese derechazo desesperado de Yacob con destino de corner (seguramente) y desviado en la espalda Regiardo que terminó en el travesaño del arco de Keylor Navas fue el punto de inflexión que Central necesitaba para salir del asedio al que lo había sometido NOB a los empujones y con centros incómodos por la inquietante presencia del paraguayo Charly González como faro.
En ese respiro e impulso anímico de Central, además, llegó el 1-0: Duarte se llevó por delante la pelota con su pierna izquierda tras el cabezazo de Quintana para gritar su primer gol en Primera.
La jerarquía, calidad técnica, liderazgo y golazo de Banega para el 1-2 no fueron suficiente para que Newell’s lograra el milagro en los minutos finales. Por las falencias individuales y colectivas del equipo de Soso durante los 90’ y porque en el segundo tiempo Central jugó con el resultado a su favor y se aferró al roce de Ibarra y Navarro en el mediocampo, a la solidez de Quintana y Komar en el juego aéreo, a la molesta presión/movilidad de Copetti y a la astucia de Duarte-Malcorra-Campaz para estar expectantes para el contraataque. También, a la las manos Fatura Brown, ya que el arquero tapó un zurdazo de Sotelo, un mano a mano a González y se adueñó de todos los centros, la única fórmula ofensiva de la Lepra durante los 90’.
Por eso, el segundo anticipo de Quintana y el potente frentazo de Campaz para el 2-0 fue un golpe letal para Newell’s a pesar de su insistencia por orgullo. Y tal vez también haya sido el golpe del final en el ciclo de Soso, más allá de que el descuento de Banega y el lógico sufrimiento de Central hasta el pitazo final puedan maquillar relativamente esta dura derrota en el picante clásico de Rosario.