Son datos de la consultora Scentia, que mide la evolución de las ventas en las grandes cadenas de supermercados y en los autoservicios. En agosto, la merma podría ser peor. Los rubros más afectados y las expectativas hacia adelante
Las ventas en los supermercados y autoservicios siguen dando una fuerte pelea, en medio del golpe al bolsillo que tuvieron los consumidores durante estos primeros ocho meses del año. En julio, se derrumbaron 16,1% respecto del mismo mes del año pasado, de acuerdo con un informe de la consultora Scentia al que tuvo acceso Infobae. Se trata de la mayor caída registrada de la serie y la peor noticia es que no se avizoran mejoras en los próximos meses. No sólo porque no se observan cambios en la demanda sino porque a partir de agosto las comparaciones con el 2023 serán con meses de alto consumo debido al “plan platita” anunciado sobre el final del gobierno anterior.
Se trata de la caída más fuerte del año; la segunda peor fue la de abril, con el 13,7%. En junio, en tanto, la merma había sido del 12,4% y con el dato de julio, el acumulado de los primeros siete meses del año arroja una disminución de las ventas del 9,6%. La expectativa hacia adelante es que la tendencia se mantenga. Incluso, los datos entre el 29 de julio y el 4 de agosto muestran bajas de entre 18% y 20%; y las comparaciones con el año pasado serán, a partir de ahora, con meses muy buenos, por lo que los porcentajes de caídas podrían ser mayores a las registradas hasta el momento.
Si se observa lo que ocurrió en los diferentes canales, queda claro que las contracciones son bastante similares entre los grandes supermercados y los autoservicios. En el primer caso, las ventas cayeron 16,6% (con cifras parejas entre AMBA e interior), mientras que en los comercios más chicos la cifra negativo fue de 15,5% (en este caso, mientras que en el AMBA los volúmenes vendidos se derrumbaron 7,7%, en el interior lo hicieron 24,6%).
Las categorías de productos más golpeadas fueron las que bebidas con alcohol, que cayeron 25,2%; y los productos impulsivos (como las golosinas, por ejemplo), cuyas ventas se derrumbaron 25,5%. A su vez, las bebidas sin alcohol ocuparon el tercer lugar en el ranking de bajas, con 23,7%; y le siguieron higiene y cosmética y limpieza de ropa y hogar, con 20,9% y 17,9%, respectivamente. Los alimentos para desayunar y merendar se contrajeron 12,6%; alimentación, 9,6% y, por último, los perecederos, con una merma del 7,3%.
Frente a estos datos, y la expectativa de que no habrá mejoras este año, los empresarios del sector supermercadista están apelando a todo tipo de estrategias de promociones y descuentos para lograr una reversión de la tendencia. En algunos casos, se observó algún repunte tímido en julio respecto de junio, pero la realidad es que hoy el foco está puesto en lograr que las ventas no sigan cayendo.
El Indec dio a conocer este miércoles el número de inflación de julio y reflejó lo que ya el Gobierno venía observando mediante el sistema de precios SEPA -que se nutre de la información que los propios supermercados le envían diariamente al Gobierno-: que la inflación en el rubro de alimentos y productos de consumo masivo ronda el 3%. En algunos casos, las empresas han tenido que bajar los valores de lista para sostener los volúmenes, mientras que en otros la decisión es sostenerlos en los mismos niveles o enviar listas pero con aumentos sumamente acotados.
De acuerdo con el informe de Scentia, que preside Osvaldo del Río, los precios de la canasta de productos empaquetados que mide la consultora se fueron desacelerando con los meses. De haber registrado en marzo un alza interanual de 345,5%, los valores promedio de esa canasta registraron en julio un alza interanual de 270,7 por ciento.