Por César López – Técnico Superior en Turismo
El padre Julián, fue el teólogo de la espiritualidad guaranítica. Su naturaleza artística se desmembró en poesías, canciones y palabras que lo consagraron como el decidor de la cosmogonía y vida silente del antiguo pueblo ava-ñe'ẽ
Julián Zini nació en el Paraje Centinela de Ituzaingó (Corrientes), pero fue registrado en San José (Misiones), el 29 de septiembre de 1939. Vivió su infancia en el Paraje Camba'i de Monte Caseros, primitivo puesto de las misiones jesuíticas, a orillas del Río Miriñay. Luego, transitando el camino vocacional, cursó estudios de filosofía y teología en el seminario menor de Corrientes y los completó en el seminario mayor de La Plata (Buenos Aires). Fue ordenado sacerdote en el año 1963, por el primer obispo de Goya, Monseñor Alberto Devoto. Diseñó obras de culto para nuestro chamamé que se inscribieron en el manual del patrimonio cultural inmaterial del litoral argentino. Asumió un compromiso concreto, en favor de la memoria, la identidad y la justicia social, frente a la crisis social y económica de los sectores más vulnerables y sufrientes. El legado del pa´i Julián es incalculable, en el plano artístico, religioso y comunitario, al haber exaltado los valores de la amistad, la familia y el trabajo que dignifica al hombre. Al mismo tiempo, en sus letras, se revela el misterio de aquella silente filosofía del ser ava-ñe'ẽ que se fundamentaba en la palabra representada por el alma. Por eso, la mitología guaraní cuenta que la expresión ñe'ẽ tiene doble significado, quiere decir palabra y la vez alma. Una unidad esencial y divina de plenitud encarnada por ademanes y miradas que lo manifestaban como signos de comunicación con el universo. Así rezaban danzando, mirando al cielo y caminaron hacia el oriente hasta asentarse en el nordeste, guiados por el sol, en su eterna búsqueda de la tierra sin mal. Esta sabiduría fue tomada por Julián y repartida en arte con su grupo Neike Chamigo y el canto de Julio Cáceres del grupo “Los de Imaguaré”. Además, de haber hecho militancia por la historia y la cultura autóctona, su corazón estaba puesto en las riquezas naturales de nuestra región. Con esa pluma dejó su prédica sobre la importancia del acuífero guaraní, los espejos de agua del IBERA y los ríos Paraná y Uruguay. Dejó claro, que no solo somos una construcción cultural, sino geográfica, paisajística y natural. Julián Zini, falleció el 16 de agosto del 2020, desde ese día el chamamé quedó sin el último patriarca y pastor. Quien llevaba en sus versos, como raíces al aire, la memoria de la sangre para el avío del alma nuestro, sus hijos espirituales.
ÚLTIMO POEMA DE JULIAN ZINI
Dice un antiguo refrán que está en el buche del pueblo,
la edad como el arcoíris se ve sobre el techo ajeno
y es verdad, porque nos cuesta reconocer que el espejo no miente
y te está mostrando lo que es el paso del tiempo,
como explicar esa rara sensación de estarnos yendo.
Hijos, ustedes no saben lo que se siente por dentro
cuando deciden por vos y te administran tu tiempo.
Cómo hago para pasarles cuanto antes lo que aún tengo,
si no fuera por la fe que te regala ojos nuevos,
seria triste la tarde y amargo sería el silencio,
pero yo creo en la vida y en Dios
que escribe derecho con nuestras letras torcidas.
Por eso mismo les pido y es mi último deseo,
quiero abrazarlos a todos y sentirlos contra mi pecho,
quiero verlos hermanados sin envidia ni recelos,
quiero por última vez repetirles que los quiero.