Hoy, 25 de febrero del corriente año, nos complacemos en conmemorar el 244º Aniversario del Natalicio del General José Francisco de San Martín y Matorras. Rememoramos esta fecha significativa, no solo para reconocerlo como un hombre de grandes ideales e importantes acciones, sino también como héroe nacional, dotado de magnos valores: patriotismo, valentía, humildad, generosidad, ética, honradez, entre otros.
Recordamos su nacimiento para fortalecer la identidad nacional y la esencia de un gran país. Volver a él, como símbolo y modelo de hermandad y solidaridad. Por eso, es fundamental, una vez más, destacar su vida ejemplar y sus hazañas políticas y militares, que, por supuesto, son indiscutibles.
San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes. Cinco años después, su familia se mudó a España. Para ese momento, José, el menor de la familia, tenía ocho años y comenzó sus estudios. En 1789 inició su formación en la Academia Militar para oficiales del ejército español. Allí, se destacó como oficial de caballería mientras combatía contra los franceses, portugueses e ingleses.
En 1810, mientras comenzaba el proceso revolucionario en América, el joven San Martín se interesaba por ideas liberales y revolucionarias. Consideraba importante sumarse para aportar su experiencia, conocimientos e influencias.
A fines de 1811, dejó al ejército español y viajó a Londres donde tomó contacto con aquellos grupos de americanos que preparaban la famosa gesta emancipadora. Posteriormente, se embarcó al Río de la Plata junto con Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola y otros.
Ya en estas tierras, se le otorgó el cargo militar de Teniente Coronel y se puso en servicio de la causa americana. Rápidamente, se dio cuenta que el ejército argentino no poseía un regimiento de caballería, fue por eso que creó a “LOS GRANADEROS A CABALLO” (un cuerpo de elite con un alto sentido del honor y patriotismo). A través de la Logia Lautaro, propició las ideas de independencia y se enfrentó a los principios centralistas del Primer Triunvirato. Posteriormente, triunfó con sus Granaderos en San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813. Luego, se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano.
A partir de ese momento, comenzó la organización de la conocida gesta sanmartiniana del cruce de los Andes con el objetivo de llegar a Chile para enfrentar a los españoles y avanzar desde allí al Perú. De su campaña se destaca la organización lograda con el apoyo del pueblo cuyano, la estrategia militar empleada y la tenacidad del General, aún a costa de su salud.
Sin embargo, para poder llevarlo a cabo, fue necesario una situación política indispensable: la independencia. “El Santo de la Espada” siempre luchó por ese fin. Fue así como apuró a los Congresistas para obtenerla. En consecuencia, cuando se declaró la misma, el 9 de julio de 1816 en Tucumán, aceleró todos sus resortes políticos y económicos para preparar la campaña libertadora. Así en 1817, ”el Padre de la Patria” celebró un combate en Chacabuco fuera de nuestras fronteras.
Posteriormente, consiguió la libertad de Perú, hecho necesario para la consolidación de la independencia sudamericana.
Después de este breve recorrido, debemos destacar que fue un verdadero Libertador ya que, al cumplir sus objetivos de total soberanía, se retiró de la vida pública y respetó la autodeterminación de los pueblos.
Para concluir, recordemos que en cuanto a sus valores, San Martín fue un prohombre que privilegió el bien común por sobre su aspiración personal. Su integridad no le permitió aceptar honores, comodidades ni dinero. Su vida transparente al servicio de la Patria marcó su accionar. Siempre bregó por la paz, la educación, la unión nacional y la soberanía.
Sus hazañas, virtudes, modestia y desinterés, lo convierten, no solo en el Inmortal Libertador, sino en el más glorioso prócer en toda la historia de América.
¡GLORIA Y HONOR AL GENERAL SAN MARTÍN!