Miguel Galarza es un reconocido empresario del sector de panificados. Su apellido está identificado con el pan, y por eso es el más indicado para hablar de cómo impactará en el precio de este elemental alimento, la suba internacional de precios causada por la guerra en Ucrania. “El precio de la bolsa de harina subió un 90 por ciento en el transcurso de una semana. Pero no podemos trasladar ese aumento, brutalmente al consumidor”, dijo.
Galarza, en declaraciones a FM norte dijo que “es un tema complicado, el precio de la harina sufrió una tormenta perfecta porque estábamos teniendo problemas internos por la sequía y eso se agravó por el tema de la guerra en Ucrania que es junto a Rusia gran productor de trigo en el mundo. Ambos reúnen el 30 por ciento de la producción mundial. El precio se dispara, a nosotros nos afectó en la parte interna que es la sequia y la parte externa. Vamos a tener problemas para proporcionar el trigo a nivel local y además el precio de trigo subió de manera importante a nivel mundial”.
Aclaró que “el trigo a nivel local está garantizado, lo que pasa es el precio, obviamente, que si el productor puede venderlo a un precio superior porque va a subsidiar en lo interno. Respecto a subsidios, estoy totalmente en desacuerdo en subsidiar lo que sea porque alguien lo paga”.
“En lo interno, estamos con precios que están por debajo del valor histórico porque el mercado nuestro está muy deprimido y tenemos que adaptarnos a eso”, explicó el empresario.
SIN RUIDOS
“Nosotros no nos dejamos llevar por el ruido...el precio de la bolsa de harina subió un 90 por ciento en el transcurso de una semana. Pero no podemos trasladar ese aumento, brutalmente al consumidor porque directamente no vamos a poder trabajar. Lo que hacemos es buscar un equilibrio que no nos haga quebrar pero tampoco restringiendo totalmente nuestras utilidades. Esa es la realidad, tenemos casi 70 personas trabajando en la empresa y tenemos una responsabilidad abrumadora cuando tomamos decisiones en ese sentido, soy el Feletti dentro de la empresa, no necesitamos controles de precios porque sabemos a cuánto podemos vender con el mercado deprimido. La provincia es una de las más pobres del país, no podemos pretender ganar márgenes históricos, reducimos totalmente nuestra rentabilidad para poder seguir llevando adelante la empresa”, dijo.
EL KILO
“Estamos vendiendo a 140 y ahora está a 180, un precio que está por debajo de los 350 pesos que está en Buenos Aires. Pero no podemos ni soñar con eso, teniendo un producto con el que podemos pelear con el de ellos, tenemos que adaptarnos al mercado local”, explicó Galarza. Aclaro que no “hay una planificación corporativa sobre el precio, estamos muy por debajo del precio que están cobrando en Buenos Aires”.