El pasado viernes, el Salón Auditorio del Hospital Regional Goya se llenó de alegría y emociones durante las celebraciones del 20º aniversario de la Escuela Domiciliaria-Hospitalaria. La Municipalidad de Goya, siempre dispuesta a fomentar la inclusión y la educación, no dudó en sumarse a la festividad.
El municipio se incorporó a la celebración a través de la Dirección de Cultura y la Coordinación de Discapacidad. Ambas entidades, con su presencia y aportes, reafirmaron su compromiso con la escuela y sus estudiantes.
La Dirección de Cultura, por su lado, contribuyó al evento con la participación de las Escuelas Municipales de Teatro y de Danzas Nativas. Estos artistas compartieron el escenario con los docentes de la Escuela Hospitalaria y los niños que asisten a este servicio educativo. La actuación fue descrita como una "hermosa experiencia el compartir con los niños de esa escuela".
La Coordinación de Discapacidad, por su parte, se presentó junto a la profesora Liza Kammerichs y su equipo de trabajo. Ellos acompañaron a los niños que, debido a su situación de internación hospitalaria, hacen uso de este servicio educativo. La Coordinación entregó obsequios y regalos a los asistentes, en un gesto que simboliza su compromiso por "seguir trabajando por la inclusión".
El director de la Escuela Hospitalaria, Julio Olivera Nocetti, junto con los docentes, agradecieron la presencia del municipio por compartir esta importante celebración. Los 20 años de este modelo educativo representan dos décadas de trabajo ininterrumpido por la inclusión y el derecho a la educación para todos, sin importar las circunstancias.
Estas dos décadas de labor no sólo están llenas de logros académicos, sino también de experiencias humanas y relaciones de apoyo mutuo. Cada niño que ha pasado por la Escuela Domiciliaria-Hospitalaria lleva consigo el regalo de la educación, que ha sido posible gracias al incansable esfuerzo de todos los involucrados.
Al concluir la celebración, quedó claro que la Escuela Domiciliaria-Hospitalaria no es solo un espacio de aprendizaje, sino también una comunidad de amor, resiliencia y esperanza. Las enseñanzas que se imparten van más allá de los libros y se adentran en lecciones de vida invaluables.