El rezo del Santo Rosario surgió hacia el año 800, cuando los monjes rezaban los 150 salmos y decidieron enseñar a los laicos, que en su mayoría no sabían leer, a rezar 150 padrenuestros. Luego se formaron otros tres salterios: 150 avemarías, 150 alabanzas a Jesucristo y 150 alabanzas a la Virgen.

Los cuatro salterios fueron combinados en 1365, cuando las 150 avemarías fueron agrupadas en 15 decenas, con un padrenuestro al inicio de cada una de ellas. Hacia 1500 quedó establecida, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o de su Madre. De esta manera, surgió el Santo Rosario de 15 misterios. A estos, en 2002, Juan Pablo II introdujo los cinco misterios luminosos: El Bautismo de Jesús; Las Bodas de Caná; El Anuncio del Reino de Dios; La Transfiguración del Señor; y la Institución de la Eucaristía.

Considerada por la Iglesia como la oración perfecta, el Santo Rosario contiene dos elementos, una oración mental (meditar los cuatro misterios) y una oración verbal (recitar las 20 decenas o las cinco decenas del Ave María, precedidas por un padrenuestro).