El “staff report” del Fondo Monetario detalló los objetivos trimestrales para este año para la economía argentina. Sin embargo, varios bancos internacionales también advirtieron sobre los riesgos asociados al nuevo esquema.
La primera semana del nuevo programa económico del Gobierno, que se oficializó tras el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por u$s20.000 millones trajo sorpresa y expectativa en la misma medida. La flexibilización de las restricciones cambiarias en el inicio de la Fase 3 del Plan Económico fue uno de los pedidos del organismo internacional, que trajo aparejado incertidumbre en términos del valor de dólar oficial, la trayectoria de la inflación, el comportamiento del Producto Bruto Interno (PBI) y la trayectoria de la inflación.
En el staff report publicado el viernes pasado, el nuevo Programa de Facilidades Extendidas incluye compromisos que serán evaluados trimestralmente entre abril de 2025 y marzo de 2026. En ese reporte, el organismo internacional proyecta una marcada desaceleración de la inflación en Argentina. Tras cerrar 2024 con una inflación anual de tres cifras (117,8%), el FMI estima que los precios aumentarán entre un 18% y un 23% en 2025, llegando a una inflación anual de un solo dígito hacia 2027.
Esta proyección se basa en “la vigencia de un ancla fiscal, una política monetaria contractiva y una política cambiaria más predecible, con un régimen de banda cambiaria amplia en el corto plazo y una flotación libre en el futuro”. Sin embargo, esta visión no es compartida por varios analistas del sector privado. Un reciente relevamiento de FocusEconomics, que recopila proyecciones de más de 40 consultoras y bancos nacionales e internacionales, prevé que la inflación en 2025 promediará un 42,9%.
Dólar oficial y nuevo régimen cambiario
Tras la eliminación del esquema de ajuste cambiario de 1% mensual del tipo de cambio oficial (crawling peg), el régimen adoptado por el Banco Central estableció un sistema de flotación cambiaria entre bandas móviles (+/- 1% mensual). Si el tipo de cambio se ubica en el límite inferior de $1.000, la entidad comprará dólares para sostener el piso, acumulando reservas sin esterilización. En caso de alcanzar el techo de $1.400, venderá divisas.
Según proyecciones de FocusEconomics, el tipo de cambio oficial cerraría el año en torno a los $1.306 por dólar, lo que sugiere una depreciación moderada pero constante del peso a lo largo del año. Bancos y calificadoras de riesgo prevén distintos escenarios para el dólar: Santander proyecta un dólar a $1.300; UBS prevé un tipo de cambio de $1.400; Moody’s Analytics estima el dólar en $1.187; Itaú Unibanco ubica el tipo de cambio en $1.175; Fitch Ratings proyecta $1.351, entre otros.
En la primera semana del nuevo régimen cambiario, el dólar tendió hacia el piso, acercándose a los $1.000, en uno de los objetivos del la "Fase 3" del programa económico.
Lo que viene en la economía argentina: reservas, PBI y los riesgos
En lo que respecta al Producto Bruto Interno (PBI), el acuerdo con el Fondo prevé una recuperación del 5,5% en 2025, luego de la caída registrada del 1,7% en 2024. El repunte se apoya en la reactivación del sector no agropecuario y en un marco de mayor previsibilidad macroeconómica, producto de una combinación de políticas fiscales y monetarias estrictas, junto con un régimen cambiario más flexible.
En cuanto a la acumulación de reservas, el objetivo acordado que el Banco Central finalice el 2025 con reservas netas positivas por u$s4.000 millones netos durante 2025, el objetivo más audaz de este año. El FMI aclara que estos objetivos no consideran los cambios en la posición neta de crédito con el propio Fondo.
El organismo internacional advierte, en ese sentido, sobre el desarrollo del nuevo plan. La volatilidad electoral, las tensiones sociales internas y un contexto internacional más desafiante podrían dificultar la ejecución del programa económico. Frente a esto, el FMI destaca la existencia de planes de contingencia acordados con el Gobierno argentino para responder ante eventuales shocks.
En la misma sintonía, los analistas de FocusEconomics consideran que el levantamiento de las restricciones cambiarias representa "un buen augurio para la inversión privada", advierten que esta medida también "suponen un riesgo considerable, una depreciación del peso y un consiguiente repunte de las presiones sobre los precios".