El análisis revela que, a partir del Decreto 236/25, los aranceles para ropa y confección cayeron del 35% al 20%, para telas del 26% al 28% y para hilados del 28% al 12%, 14% y 16% según corresponda por caso. Decisión, que la fundación considera que "carece de perspectiva industrial al abaratar en mayor medida los bienes finales que insumos industriales".
En la misma línea, en el informe se especifica que esta decisión "se suma a otras medidas de desregulación comercial y facilitación de las importaciones, como la eliminación de valores criterios y canal rojo, derogación DJCP, eliminación control aduanero de etiquetado, eliminación posibilidad de veedores en DGA y flexibilización del régimen de dumping".
La caída del consumo, factor principal por el que el precio de la ropa se encuentra a la baja
En el informe de precios difundido por Protejer, se muestra cómo es que la indumentaria aumentó por debajo del ritmo de la inflación. Analizan, además, que dentro de las categorías del IPC, la ropa y el calzado fue el rubro de menor aumento relativo de precios entre marzo de 2023 y marzo de 2025.
En ese sentido, desde el ente hacen referencia a una "falsa causalidad", dado que se considera que durante el gobierno pasado (2020-2023) la ropa era cara y aumentaba su precio porque la economía estaba "cerrada". Pero 2020-2023 fue récord de importaciones a pesar de la restricción externa, superando gestión de Macri de mayor apertura comercial relativa dado que crecieron las importaciones y aumentaron los precios. En 2024, por otra parte, se importó relativamente poco y los precios de la ropa aumentaron mucho menos que la inflación.
Entonces, desde Protejer explican que "los precios bajan cuando cae el consumo interno, que se ve afectado por la pérdida de poder adquisitivo a partir de rentabilidad negativa y dificultad de absorción de costos fijos". En la misma línea explican que "la caída de las ventas redunda en un aumento del costo unitario ya que los costos fijos deben prorratearse en menos unidades, lo que se refleja en la dificultad para sostener empresas en el mediano plazo".
Pérdida de empleo federal: la consecuencia central de la política de desindustrialización
Las importaciones de ropa y textiles del hogar se dispararon en el primer trimestre del año marcando un récord histórico: crecieron un 86% y 109% interanual en volumen, respectivamente. Lo más preocupante es que, si bien las cantidades importadas prácticamente se duplicaron, los valores en dólares crecieron mucho menos.
Esto indica que muchos de estos productos están ingresando al país a valores significativamente más bajos que en 2024 e incluso por debajo de los valores registrados en los últimos 11 años.
A la política económica se le suman distintos factores que, combinados, constituyen un escenario de suma preocupación y vulnerabilidad para el sector textil. Entre ellos están:
- Desregulación comercial
- Excedentes de producción a nivel global y desvío de comercio a países con menos regulaciones
- Apreciación del precio argentino
- Reducción de aranceles
Todas estas condiciones desembocan en un panorama incierto y desfavorable para la industria nacional, la cual se estima que pierda al menos 50.000 puestos de trabajo producto del aumento de las importaciones, reflejando también un proceso sostenido de debilitamiento estructural del entramado productivo local.
"Este retroceso se comienza a traducir en el cierre de empresas, pérdida de empleo y de eslabones clave dentro de la cadena de valor y una racionalización forzada del sector que opera en condiciones desfavorables, mientras compite con productos importados favorecidos por la política económica, con consecuencias negativas para el alto grado de desarrollo tecnológico alcanzado y en la inversión futura, profundizando la dependencia externa, en detrimento de la soberanía productiva", cierran en el informe de Protejer.
¿Qué hay detrás de la diferencia de precios entre Argentina y el resto de los países?
Textiles insisten en que la presión fiscal que existe desde el Estado para la confección de prendas es una variable crucial para el precio final a los consumidores.
Hoy en día, los principales impuestos nacionales, provinciales y municipales que se pagan a lo largo de toda la cadena, estos representan el 50% del precio final de la prenda.
Así está compuesto el precio final de una prenda en Argentina.
En tanto, los costos financieros, desde pagos con tarjeta de crédito o promociones, sumado a los costos de alquiler representan el 30% del precio de ropa marca premium.
Concretamente, la industria sólo representa 8% del precio total, teniendo en cuenta que la rentabilidad de la marca, logística y marketing alcanzan sólo el 20% del precio al mostrador.