El atentado a las Torres Gemelas en septiembre del 2001 es un hito que marcó un antes y un después en términos económicos, sociales, bélicos y hasta comunicacionales a nivel mundial. Medios de prensas entrevistaron a diferentes actores que se vieron involucrados de alguna u otra manera en el fatídico 11-S.
El 11 de septiembre de 2001 será recordado como uno de los días más aterradores y desconcertantes a los que se expuso la humanidad entera en lo que llevamos del siglo XXI. Los 2996 muertos registrados de manera oficial tras la tragedia, lo que implicó como cambio interno en Estados Unidos y el golpe de realidad al que occidente fue expuesto, fueron aspectos que quedarán en la memoria.
DOCUMENTAL COMPLETO 11-S
Primeros minutos: Incertidumbre y desconocimiento de lo que ocurría
Enrique Piñeyro, piloto, actor, director y productor de cine italiano nacionalizado argentino, fue entrevistado por Radio Sudamericana y dio sus impresiones respecto de lo que fue el comienzo del desastre que iba a ser recordado posteriormente como el 11-S”.
“Yo había aterrizado a las 8:30 aproximadamente en el aeropuerto de Ezeiza cuando me enteré de todo esto. Llegué a casa y vi lo que estaba pasando, a lo que automáticamente pensé que era imposible que eso lo haya hecho un piloto de avión. Y efectivamente, después nos enteramos de lo que había sucedido en ese primer vuelo. Ningún piloto se atrevería a pegarle a las torres”, afirmó al comentar cómo fue esa mañana trágica.
Por su parte, María Antonia Breard, correntina que trabaja en Estados Unidos desde 1998, también hizo referencia a cómo se enteró y a lo impactante que era el hecho de ver a las víctimas saltando desde lo alto de las torres en vivo y en directo.
“Recuerdo que llegué en noviembre del 98 a USA, por lo que era relativamente nueva allí. Esto habrá sido a las 8:45 aproximadamente, momento en que prendimos la tele para tratar de entender qué estaba pasando. Juro que se te sigue erizando la piel al momento de recordarlo, siendo que ya pasaron 20 años de esto. Ya para las 10 de las mañana empezaron a caer las torres, y ver a esas personas saltando desde las ventanas del piso 70 de los edificios era algo que no se podía creer. Simplemente no lo podías creer”, exclamó Breard todavía con estupor al recordar lo que ocurrió esa mañana.
Azucena Cierco, periodista de Telemundo y ganadora de un premio Emmy diurno por “Programa matutino más destacado en español”, fue una de las personas entrevistadas que más de cerca vivió la tragedia. De hecho, fue su trabajo de periodista en Estados Unidos lo que le dio esa oportunidad única.
“Recuerdo que me estaba preparando para salir a trabajar y ya con las noticias preparadas, la programación del programa cambió de pronto. Inmediatamente se anunció lo que estaba pasando, generando un desconcierto general y un caos muy grande. Toda la gente que trabajaba en la estación nos concentramos en subdepartamentos para concentrarnos en cubrir lo que estaba pasando”, destacó al momento que lo recordaba la comunicadora mexicana.
Asimismo, remarcó que “fue muy duro porque además de lo doloroso e impactante que era ver todo eso, nosotros teníamos que trabajar y cumplir para informar a la gente sobre este hecho trágico”. Llama la atención la “cabeza fría” que los periodistas de cadenas internacionales debían tener en ese momento de urgencia al momento de comunicar. Pues Azucena, junto con varios otros, se vio involucrada en esa situación de manera sumamente inesperada.
Por otro lado, Diego Guelar, quien fuera embajador en Estados Unidos en dos oportunidades contó lo que fue aquel momento.
“Estaba en CNN y lo vi en directo, como todo el mundo: Esa primera impresión fue tan brutal que parecía sacada de una película de ciencia ficción. Ahí te das cuenta que la realidad supera y por mucho a la ficción cuando se lo propone, ya que es imposible siquiera imaginar lo que pasó esa mañana”, exclamó aún sorprendido el abogado y diplomático argentino.
Claudio Perina, analista y consultor político, además de profesor en las universidades de Georgetown y George Washington recordó el miedo que se vivió porque sigan sucediéndose ataques terroristas en otros lugares clave de los Estados Unidos.
“Estaba en una reunión con la OEA en Lima, en donde se estaba por aprobar la Carta Democrática Interamericana, que hoy es el instrumento principal que tienen los estados para la defensa y aplicación de la democracia. Se cancelaron todos los vuelos y se cerraron todos los aeropuertos, por lo que se vivía mucha angustia porque no iba a poder volver a mi casa sino 5 días después. En ese momento todavía no sabíamos si los ataques iban a seguir sucediendo, siendo que después un avión se estrelló contra el Pentágono mismo. Murieron casi 3000 personas en ese lugar, y las imágenes siguen estremeciendo hasta el día de hoy”, recordó con mucho pesar Perina.
Solidaridad y hospitalidad en plena tragedia sin precedentes
Más allá del carácter catastrófico y sumamente triste de lo que fueron los impactos de los vuelos 11 y 175 de American Airlines contra las Torres Gemelas, Cierco destacó a los voluntarios que arriesgaron su vida para ayudar a los bomberos en semejante tarea.
“En ese momento nos unimos todos. No importaba de dónde eras ni de dónde venías, sino que el sentimiento del ciudadano americano fue compartido por todos. Había necesidad de todo tipo, por lo que compañeros míos decidieron ir hacia Nueva York con el fin de ayudar. Hubo muchos voluntarios que decidieron ayudar a su país, y eso es algo que hasta hoy me emociona. Dejaron a sus familias y sus vidas por un momento para formar una gran masa de residentes en Estados Unidos dispuesta a ayudar”, destacó con orgullo la periodista residente en suelo americano.
“Hubo un momento de mucha solidaridad. Nos demostró que éramos vulnerables pero que al mismo tiempo, juntos éramos más fuertes”, agregó Azucena.
De hecho, explicó que una amiga de ella y sobreviviente pudo grabar cosas que pasaban dentro del edificio mientras se incendiaba. “Una amiga mía grabó lo que veía con su celular desde dentro, y afortunadamente se salvó de esa tragedia. Nuestros camarógrafos estaban grabando todo desde el lugar de los hechos, sin importarles que su propia vida estaba en riesgo. Uno como persona común y corriente se estaba transformando como el transmisor de la noticia, y eso fue algo que nunca antes había vivido”, contó la periodista con cierto aire de nostalgia.
Además, decidió quedarse con los buenos gestos percibidos durante ese momento en que un infierno se estaba desatando a pocas cuadras de distancia. “En lo personal, elijo seguir creyendo en la bondad y en la naturaleza del ser humano. Aquel que ayuda y es empático. Esa es la parte que me gusta recordar”, dijo Cierco.
En shock comunicacional que llegó para quedarse
Tomándolo desde otro lado, Piñeyro definió uno de los aspectos ligados al momento de la tragedia como el nacimiento de una nueva forma de concebir la producción y difusión de información.
“Este ataque inauguró a mi parecer lo que se conoce como “comunicación alternativa”. No estaba en los planes de nadie esto, y por ende nadie tenía la chance de grabarlo tampoco. Fueron los turistas quienes consiguieron las imágenes más impactantes del ataque terrorista”, destacó con mucho atino el piloto
Vinculado en parte a lo dicho por Piñeyro, Diego Guelar también habló del punto y aparte que marcó este terrible atentado a uno de los lugares de tipo comercial y económico más importantes a nivel mundial.
“Lo primero que se me ocurrió tras el ataque fue que habíamos empezado de verdad el SIGLO XXI. Si bien no era desde el calendario, no tengo la menor duda de que así fue. Cuando mis tataranietos hablen de historia y del comienzo de este siglo, este hecho quedará marcado a fuego. Nos puso ante un nuevo mundo global en donde podía ocurrir un hecho de esta naturaleza. No teníamos idea de lo que era el terrorismo en toda su magnitud, si bien en Argentina, por ejemplo, ya habíamos sufrido dos terribles ataques”, destacó Guelar.
Esto último dicho por el diplomático está ligado a los ataques perpetrados contra la AMIA y la embajada de Israel en Argentina en 1994 y 1992, respectivamente. De hecho, se atrevió a afirmar que Argentina fue una especie de “banco de pruebas” terrorista para lo que después de vería en Estados Unidos. “Nosotros vivimos la preparación, el ensayo de lo que iba a ser el próximo atentado a las Torres Gemelas, el Pentágono y quizá, hasta un ataque a la Casa Blanca que no pudo concretarse”, lanzó el hombre bastante convencido de lo que decía.
Cambios y traumas tras el 11-S
La organización interna de los Estados Unidos, claro está, no volvió a ser la misma tras el atentado a las Torres Gemelas y el Pentágono. Y es que muchos advertían ya en ese entonces lo laxos que eran los controles de ingreso y egreso al país, por poner sólo un ejemplo en materia de estructuración interna.
Una que coincidía en esta supuesta “flexibilidad” en los controles era María Antonia Breard, haciendo hincapié en que “les pegaron a los estadounidenses en donde más le dolía”, además de dejar en claro que por primera vez en mucho tiempo se sentían indefensos, desnudos frente a la amenaza.
“Tras el atentado vino una recesión terrible en Estados Unidos, generando un país paralizado. Luego se empezó a mover la economía con medidas muy específicas. Todo había sido muy relajado hasta ese momento, y a partir de ahí empezaron a cuestionar todo. Les pegaron en donde más les dolía: Su economía y el edificio del Pentágono. Y (los terroristas) no hicieron más daño porque los vuelos fueron cancelados con mucha rapidez. El enemigo podía estar en cualquier lado. Basta con sólo imaginar que supuestamente eran estudiantes universitarios los que chocaron esos aviones“, remarcó Breard.
Algo similar piensa Claudio Perina al respecto, alegando que “las huellas que dejó el atentado fueron severas y amplias. Aumentaron las medidas de seguridad en todos lados. Hubo más seguridad en los trámites de visado y de inmigraciones, restringiendo la llegada de ciudadanos musulmanes por un largo tiempo a Estados Unidos”. Esto dio, por supuesto, inicio a uno de los conflictos bélicos más trascendentes de lo que llevamos del siglo XXI: la intervención estadounidense en tierras de Medio Oriente.
De hecho, Perina afirma que un conflicto social entre culturas y razas que antes no existía de forma tan exacerbada dio inicio con este ataque de dimensiones inimaginables. “Creció el racismo y la xenofobia contra los musulmanes por parte de los Estados Unidos y países vinculados. También se reorganizó la estructura institucional, creándose el Departamento de Seguridad Nacional, básicamente para enfocar de una mejor manera el trabajo contra el terrorismo”, detalló el reconocido analista político.
Pero es que más allá del conflicto social y cultural ya declarado, lo que sí marcó esa primera década del siglo XXI fue la guerra planteada al terrorismo de Medio Oriente desde los Estados Unidos. El atentado a las Torres Gemelas fue, por así decirlo, lo que detonó un conflicto que se extendió hasta la actualidad.
“El ataque a las torres provocó el inicio de la guerra contra el terrorismo, concentrado en Afganistán e Irak principalmente. Todos conocemos el ataque al bunker de Al Qaeda en Afganistán en 2001, que terminó con el asesinato en 2011 del líder terrorista, Osama Bin Laden. En 2003 Bush invadió Irak para derrocar a su gobernante Saddam Hussein porque supuestamente amenazaba la paz con armas biológicas”, recordó Perina
Y es que también lo de la retirada de las fuerzas norteamericanas de tierras musulmanas fue catalogado por el consultor político como otra “humillación” para el pueblo norteamericano. “La retirada de las fuerzas norteamericanas del territorio afgano en 2021 fue casi como una derrota y hasta una humillación para Estados Unidos. Después de 20 años, 300.000 efectivos mandados y la muerte de más de 2000 soldados, ahora es cuando nos preguntamos para qué fue hecho todo eso en Medio Oriente. No sirvió para nada”, lamentó y con mucho pesar Perina.
Por su parte, Piñeyro comentó respecto de cómo continuó la actividad aérea en los Estados Unidos y, por ende, prácticamente a nivel mundial. El tinte traumático que tuvo el atentado del 11 de septiembre fue algo con lo que las compañías aéreas del mundo no sabían hasta el momento cómo lidiar.
“Se tardó mucho para volver a la rutina normal en la aviación. Luego de lo del 11-S, el gobierno de los Estados Unidos soltó cerca de $15.000 millones de dólares en créditos blandos para las compañías aéreas”, recordó el piloto ítalo-argentino.
Asimismo, también coincidió en la idea de lo confiado que estaba el sistema de los Estados Unidos respecto del tema aeroportuario. “Después del 9/11 hubo una especie de ‘contrafobia’ que se vio reflejada en las medidas de seguridad tomadas por los norteamericanos. Como todo, la experiencia deja enseñanzas. Y dejó en evidencia lo poco protegido que estaba el sistema norteamericano”, recalcó Piñeyro mientras asentía con su cabeza.
Respecto de lo nuevo que fue el tema del terrorismo musulmán y la falta de controles en Occidente, Guelar concuerda en la idea de que el atentado del 9/11 marcó una “agenda del siglo XXI”. “Creo que estamos en el punto de analizar la agenda del siglo XXI, que se terminó de perfilar con lo de la pandemia del COVID-19”, destacó Guelar. El mundo se está aún preparando para fenómenos que, si bien no son nuevos para la humanidad (caso de las pandemias), sí nos toma en un mundo globalizado y muy distinto del de 20 años atrás.
El trauma generado en la sociedad norteamericana por este hecho puede resumirse en una frase expuesta por María Antonia Breard: “En estas épocas Estados Unidos toma muchas precauciones por el aniversario del 11-S. Por las dudas yo no tomo nunca un avión un 11 de septiembre”.