La empresaria logística, especialista en Comercio Exterior y Mercosur, Delia Flores, se refirió a la decisión de bajar aranceles de importación adoptada por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, orientada a disminuir la inflación.
La medida alcanza a 15 productos, entre ellos el trigo, la carne, el maíz y la harina de trigo, que Argentina vende al país vecino. Por ese motivo, los exportadores consideran que el comercio exterior puede verse afectado.
Luego de que el intercambio comercial entre ambos países creciera 33% en abril, respecto al mismo mes del año pasado, la fundadora de Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas (GEMA), sostuvo que el contexto global y la crisis logística a nivel mundial han favorecido el comercio entre ambos países.
Flores también dio detalles sobre la reciente cumbre en la que el ministro de Economía Martín Guzmán expuso ante empresarios, que manifestaron su apoyo al funcionario. También habló del humor del empresariado brasilero ante las elecciones presidenciales de octubre.
¿A qué se debe el crecimiento del comercio bilateral con Brasil?
Afortunadamente, con Brasil estamos pasando por un muy buen momento, tanto en lo comercial como en las relaciones. Esto es muy bueno, se nota muchísimo en el intercambio de camiones que pasan por la frontera ayudado también por el contexto global, por la gran crisis logística que ha habido en el mundo. Hay una serie de factores que están ayudando a que este intercambio haya crecido.
¿Este momento involucra a los productos tradicionales o hay alguna innovación?
Históricamente exportamos a Brasil alimentos, mucha materia prima y productos industrializados con valor agregado. Realmente el intercambio goza de muy buena salud.
El intercambio sigue registrando un déficit para Argentina…
Claro, eso está dado por el tipo de mercaderías que nosotros exportamos versus lo que nos mandan ellos. Esta es la principal causa por lo cual la balanza comercial favorece a Brasil.
¿Este crecimiento se refleja en el nivel de empleo?
Hay mayor actividad, hay mucho más intercambio de transporte, inclusive a veces hay demoras en la frontera por el gran flujo de transporte. Además, por la huelga de los fiscales, que son los verificadores brasileños, la situación llevó a que apliquen el sistema de seña, que es como sacar número para esperar que llegue el turno. Eso produjo mucho atascamiento de camiones que esperan su turno. También un poco agravado porque del lado argentino, en los centros de fronteras, impusieron un sistema de cupo máximo de entrada de camiones. Por ejemplo, en una franja horaria, pusieron un cupo de que no pueden entrar más de 70 camiones por hora; en otra no pueden ingresar más de 50. Regular la cantidad de camiones hace que se genere el cuello de botella, pero hay mucho intercambio. Un punto que merece ser mencionado que es la gestión diplomática de Daniel Scioli, que está siendo muy elogiada por los empresarios. El Embajador salió a vender la Argentina en Brasil, a promocionar la venta de nuestros productos y por otro lado generó una buena relación, limó las asperezas que fueron surgiendo. Hoy estamos pasando un momento de calma y de sintonía en las relaciones.
Brasil reduce aranceles para importaciones en las que Argentina tiene un papel relevante como carne, trigo y maíz. ¿Esto perjudica la relación comercial?
Es una gran luz amarilla porque afecta la competitividad de los productos argentinos y ahora es cuestión de ver los números, cómo quedan nuestros precios en relación a los de otros competidores. Convengamos que nosotros, por pertenecer al Mercosur, tenemos la ventaja de que nuestros productos ingresen a Brasil al 0%. Si Brasil baja esos aranceles para estos mismos productos que ingresen desde otros países extra Mercosur, la cosa cambia. Pasamos a tener una franca competencia con el resto del mundo. Siempre insisto que en otros países dan subsidios a las exportaciones. Nosotros cada vez le agregamos más retenciones. Eso va absolutamente contra nuestra competitividad exportadora. En lugar de ayudar cada vez agregamos más costos.
¿Hasta qué punto puede bajar los aranceles Brasil, siendo miembro del Mercosur?
Esto forma parte del plan del gobierno brasilero de ir bajando el arancel externo común. Pedí a mis colegas en Brasil que me digan exactamente con qué porcentaje de derecho de importación quedan estos productos para su importación. Supongo que no pueden dar una reducción muy drástica de estos aranceles. Hay un compromiso de que, sí se va a hacer una reducción de impuestos, no será extrema. Uruguay quería reducir un 18% y Brasil y Argentina pidieron que no fuera más de un 10%. Imagino que esta reducción va a andar alrededor de un 10 o un 15% como máximo.
¿Quizás Argentina sólo le quedaría la ventaja logística?
La ventaja nuestra es que estamos cerca. El mundo se está volcando hacia un comercio más regionalizado. La logística de la cercanía, de los camiones que han reemplazado mucho el transporte marítimo en este intercambio regional, ayuda. El transit time, la previsibilidad, son factores favorables para la Argentina en este nuevo contexto.
Más allá de Brasil, ¿cómo ves nuestro comercio exterior?
Creo que a la Argentina, con la guerra, se le abrió una gran oportunidad, por ejemplo, de reemplazar todos esos mercados de harina, aceite, que proveían Rusia y Ucrania, grandes productores. Pero en una comunicación en la que estaba intentando ubicar aceite de girasol y harina en los países del este, nuestro contacto allá me dice que en todos los lugares donde ofreció el aceite argentino le dicen que es carísimo, prácticamente tiene el precio que ellos tienen en góndola. Tenemos la gran oportunidad, la calidad, el volumen, pero nos falta ser competitivos con los costos. Las retenciones que le aplican a esos productos juega un rol muy importante. Si no bajamos la presión de las retenciones, si no hacemos desde el Estado que esos productos sean competitivos… Además, se suma el dólar. Para ser sinceros por cada dólar un exportador recibe la mitad del precio real. El precio oficial que impone el Banco Central es la mitad del valor real del dólar.
En octubre hay elecciones presidenciales en Brasil y Lula parecería ser quien tiene mayores posibilidades de ser electo. ¿Cómo lo ve el empresariado brasilero?
Tengo empresa en Brasil. Cuando salió la noticia de que Lula estaba muy bien posicionado, hace dos o tres meses, increíblemente el real se posicionó, empezó a subir su valor frente al dólar. De 5 o 5,20 que estaba el real versus el dólar, paulatinamente fue levantando y llegó a 4,50. El real subió su valor. Eso fue en cuanto se supo de la gran fortaleza que estaba teniendo Lula como candidato. Hoy el dólar volvió a levantar un poco de posiciones, pero no llegó al precio que estaba antes. Los empresarios apoyan mucho a Bolsonaro todavía. Pero cuando Lula ganó, el discurso de campaña fue popular. Al hacerse cargo de la presidencia convocó a todos los empresarios y se los puso en el bolsillo. Es muy hábil, está muy posicionado y sumado a que Bolsonaro cometió algunos errores, todavía está abierta la disputa. Allá se cree que Lula tiene muchas posibilidades.
¿Lula también bajaría los aranceles del Mercosur?
En el periodo anterior de Lula y después de Dilma, era muy similar la política proteccionista. Recuerdo colegas del gremio de comercio exterior, importadores, transportistas hablando de restricciones a las importaciones, nuevos canales selectivos de verificación a los productos que venían de China… Nada que ver con lo que ocurrió acá, aunque quizás con la misma ideología. En Argentina la actitud es más exagerada. Allá pusieron restricciones, pero nada que ver. Es lo mismo que hablar de inflación. En Estados Unidos, están asustados y enojados por la “gran inflación” que tienen, que es ridícula en relación a la nuestra. Pero dentro del contexto de ellos es una locura.
Participaste de la Cumbre del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, donde Martín Guzmán fue apoyado por el empresariado. ¿Temen que sea reemplazado por alguien más cercano al kirchnerismo?
Martín Guzman fue era el orador invitado e hizo toda una presentación de cómo estábamos cuando se inició el gobierno, cómo estamos ahora y cuál es el plan con el que piensan salir de esta situación. Uno de los temas es de qué manera ir resolviendo la brecha cambiaria y otro es la forma de reactivar la economía. Fue bastante verosímil el plan de reactivar Vaca Muerta y exportar energía en este contexto global donde falta energía, donde Alemania está quemando carbón. Tenemos la mayor reserva de gas del mundo y en otros lados hay gran deficiencia. Dijo que fue a Europa, a las reuniones del G20 y le decían “en este momento donde estamos todos necesitando gas, ustedes ¿qué están haciendo con la mayor reserva del mundo que no la explotan”. Parece que eso le hizo ver todo lo que se puede hacer. Vaca Muerta se está reactivando rápidamente, están habiendo inversiones. El plan es exportar gas en primer lugar a los países vecinos, luego al resto del mundo. Con eso ir recuperando reservas y achicando la brecha.
¿Pero prefieren a Guzmán antes que a un ministro más cercano a la vicepresidenta?
El apoyo surgió porque vieron que este plan, fundamentalmente el de Energía y de achicar la brecha, fueron verosímiles. Hay temas que ni se tocaron, como la renta inesperada. En los pasillos se hablaba de las restricciones a las importaciones, de las demoras de las licencias no automáticas, pero él dio su discurso y dentro de todo el contexto cayó bien. No hubo voces críticas. Al final del almuerzo se le manifestó el apoyo. El fin de semana previo nos preguntábamos si el almuerzo se iba a hacer porque en todos lados se decía que Guzmán se iba, porque parecía inminente su reemplazo. Él dijo que quien va a confiar en un plan, qué inversión va a haber, si en todo momento se está diciendo que el ministro de Economía o el Plan del Gobierno en cualquier momento se cae. Pero su exposición fue creíble, no 100%, hay muchas que se cuestionan, pero por una necesidad de supervivencia necesitamos que las cosas funcionen.
Además, queda poco más de un año de gobierno…
No nos conviene a nadie seguir tirando unos contra otros y menos dentro del mismo equipo. Eso no le sirve a nadie.