Aunque los pronósticos oficiales todavía no se refieren a un cambio, investigadores comenzaron a vaticinar fechas de normalidad.
El fin de la bajante extrema e histórica del río Paraná suma pronósticos con fechas de finalización. Este mes se cumplen tres años de crisis hídrica y precipitaciones por debajo de lo normal, pero hay algunos indicios que vaticinan cambios para el verano. El ingeniero en recursos hídricos e investigador de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), Hugo Rohrmann, adelantó que la bajante del río Paraná podría terminar en la próxima temporada estival. De este modo, coincide con el primer pronóstico de este tipo, formulado por el director de Alertas del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borus, quien dijo en abril que la crisis hídrica culminaría después de este invierno.
“No creo que antes de la primavera tengamos una situación normal”, aclaró Borus.
“Es importante señalar que este tipo de lluvias y de crecidas está mostrando bastante claramente que este fin de año se va a terminar la gran bajante”, aseguró Rohrmann a radio Sudamericana. Se refirió al repunte que volvió a registrarse en el río Paraná desde el miércoles pasado: hasta ayer creció más de un metro y medio, de acuerdo al Centro de Informaciones Meteorológicas de la Universidad Nacional del Litoral.
“En marzo y abril (de este año) las lluvias fueron muy interesantes y con la nueva temporada de precipitaciones, que arranca en septiembre - octubre, hay más indicios de que el río va a volver su normalidad tal cual como lo veíamos antes del 2020”, explicó el investigador de la Unne.
Sin embargo, Rohrmann fue precavido con su pronóstico, ya que los organismos hídricos oficiales aún no advirtieron esta vuelta a la normalidad en el caudal del Paraná. “Todavía nadie lo puede afirmar, porque estamos a cinco meses de esa situación, pero ya aparecen indicios”.
Este mes se cumplen tres años de la bajante extrema, que fue considerada histórica por su extensión en el tiempo. Durante este lapso surgieron múltiples inconvenientes, ya sea para la navegación comercial como para la reproducción de la fauna íctica y las tomas de agua potable.
Otro problema
“El Paraná, especialmente arriba de Itaipú, sigue con valores muy bajos, ahí no se nota una recuperación. Por lo tanto, esta va a ser una crecida que a lo largo de la semana se va a incrementar hasta los cuatro metros. Después, si no aparecen otras lluvias, va a bajar a valores similares a los que teníamos antes de esta crecida”, señaló Rohrmann sobre la situación actual del Paraná, que en la ciudad de Corrientes ayer registró una altura de 3,44 metros.
El ingeniero consideró que este aumento en el caudal se debe a los aportes de la cuenca del río Iguazú, que es de menor tamaño y que influye en la altura del río Paraná con una crecida que dura aproximadamente 15 días (dos o tres semanas). “No va a ser suficiente para arrastrar y llevar todo lo que se generó durante tres años de bajante”, adelantó Rohrmann sobre un problema que los ingenieros ya prevén para cuando vuelva a crecer el río.
Se trata de la vegetación que creció durante estos tres años en los sectores del Paraná que quedaron sin agua y que, según los especialistas, podría provocar que el río vuelva con valores superiores a lo normal. “Si me paro en el puente General Belgrano veo el río sucio, lleno de sedimentos. Eso quiere decir que permanentemente está llevando sedimentos en suspensión. Vamos a suponer que aparezca una gran crecida, se acelera el pasaje de esa arena y puede que los bancos desaparezcan”, explicó el ingeniero.