Los últimos aumentos generaron una diferencia de más de $100 entre el litro normal y la especial. Por desconocer la especificación mínima que requieren sus automóviles, muchos usuarios siguen usando la opción más cara
La economía de los argentinos está en emergencia y cada ahorro que se pueda hacer, sirve para cerrar mejor las cuentas. Aunque históricamente, la diferencia en el precio entre los dos tipos de combustible disponibles para autos nafteros que hay en el mercado argentino suele ser del orden del 22% al 28%, tras el segundo aumento que se produjo este jueves en las estaciones de servicio, por primera vez sucede que la brecha es mayor a los $100 ya que hoy oscila entre los $120 y $140 de diferencia por cada litro. Así, llenar el tanque con una capacidad promedio de 50 litros implica gastar unos $30.500 si se carga nafta súper pero $37.500 si se carga combustible premium.
La pregunta que todos se hacen es si es posible cargar cualquiera de esos combustibles en un automóvil actual, porque para quienes hasta hace poco no era un tema muy significativo, ahora pasó a ser vital para la economía personal o familiar. La respuesta es alentadora, porque en la mayoría de los casos es afirmativa.
Pero para ser más precisos y argumentarlo, hay que hacer un poco de historia que permita comprender que en tiempos de ajuste de gastos, esta es una conducta que se puede adoptar, y que para quienes rellenan el depósito una vez por semana, puede significar ahorrarse un tanque cada cuatro.
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En aquellos años, era frecuente que al colocarle nafta común, formalmente denominada como Normal, a un auto moderno, ocurría algo conocido como “pistoneo”, que era una detonación adelantada al momento de la chispa de las bujías. Esto se producía a causa del bajo octanaje de la nafta común respecto a la súper. Cuanto mayor es el octanaje, más precisa es la combustión.
En efecto, aquella nafta común tenía entre 85 y 89 de octanos. Ese combustible ya no existe. La súper tenía de 95 octanos hacia arriba y era la opción más cara y sofisticada pasó a ser la nafta más accesible.
“Cuando aparecieron los combustibles premium, su principal condición era que no tenían contenido de plomo en su composición, de hecho, se los promocionaba, como “nafta sin plomo”. Además teníamos pico ancho y pico fino en los surtidores, porque aquellos autos que entraron al mercado en los años 90, tenían un conducto más delgado en la boca del depósito de combustible. En ese momento era un modo de mostrar el cambio tecnológico, que lo era en verdad porque tanto la nafta común como la súper tenían plomo, y esta no.
“Lo que ocurrió fue que la común desapareció y la súper empezó a producirse sin plomo, unificando así los picos de todas las estaciones de servicio”, relató Toso.
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“Ahí nació un poco el mito. Porque como la nafta súper de ese tiempo no era de tan buena calidad, se creía que en los autos modernos había que cargar premium sí o sí. Pero la súper mejoró rápidamente su calidad y quedó esa idea equivocada. Lo que hacemos siempre en los departamentos técnicos de las automotrices es respetar lo que menciona el manual del usuario. El 95% de los vehículos que están hoy en el mercado local de nafteros, sugieren simplemente un octanaje mínimo del combustible, que en general es de 94 o 95 octanos hacia arriba. Entonces, una nafta súper de buena calidad, es decir que se venda en estaciones que la almacenen en tanques en buen estado, es suficiente para que el motor tenga un rendimiento óptimo sin ningún tipo de riesgo”, aseguró el especialista.
La pregunta inevitable es, entonces, cuál es el beneficio de un combustible premium si el 95% de los autos que se venden en Argentina pueden usar sin problemas la nafta súper. ¿Es cierto que los motores “no sienten” la diferencia entre un combustible y otro?
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Un último consejo muy importante a partir de esta última explicación, es que ante la evidencia de no necesitar el combustible más caro del mercado para que el motor funcione mejor, no es bueno cargar súper y agregarle un aditivo para reemplazar las cualidades de la nafta premium. Si esa es la idea, en todo caso hay que consultar en un concesionario oficial al respecto, ya que, al menos en autos que todavía están en garantía, aplicar un aditivo no recomendado por la marca puede ocasionar un daño a algún componente que no será reconocido como un reemplazo o reparación que tenga que asumir la marca sino el cliente.
Infobae