Un Javier Milei desbocado —más que de costumbre— utilizó anoche la palabra "morbo" para referirse a las elecciones internas del Partido Justicialista. Fue en el instante previo a dejar una de las frases más agresivas en su ya extenso repertorio en materia de violencia verbal. "Me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro", largó el libertario, fiel a su tono soez y provocador.
Una frase cuanto menos desafortunada para un jefe de Estado y que revolvió parte del pasado reciente: a la exvicepresidenta le dispararon hace poco más de dos años a pocos centímetros de su cara, en un intento de magnicidio cuyos autores materiales están enfrentado un juicio oral y quienes en más de una oportunidad reconocieron, precisamente, haber actuado impulsados por discursos de odio, además de congeniar con algunas ideas como las que propaga el propio Presidente.
"Hay una parte de morbo, que me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro", dijo Milei, una frase que quedará para el recuerdo por el tono desafortunado y la carga de violencia explícita hacia quien no sólo ocupó dos veces el mismo cargo elegida por el voto popular, sino que además asoma en el futuro inmediato como una de las referentas de la oposición al propio Gobierno libertario.
Las respuestas no tardaron en llegar. "Esto no es un berrinche, ni un ataque de furia de un desquiciado que cada tanto insulta opositores, legisladores, estudiantes, jubilados o periodistas. Esta es una construcción elaborada que apunta contra quien considera su verdadera enemiga y fantasea asesinar. El parlamento y el poder judicial debería preguntarse si este “morbo” no lo viene compartiendo desde hace mucho tiempo con Bullrich y los Caputo", dijo el diputado Leopoldo Moreau. "Me trajo a la memoria la foto que Milei y Bullrich se sacaron junto a Hernán Carrol a quien Sabag Montiel desde la carcel, le pidió que le designara un defensor", agregó.
"Basta de incitación a la violencia", dijo por su parte el jefe del bloque de UxP, Germán Martínez, y aseguró que "urge ponerle un freno" a Milei entre "todas las fuerzas políticas". "Sus declaraciones no apuntan sólo contra Cristina o contra los peronistas", remató.
"Con declaraciones como esta, repudiables y perversas, el Presidente sigue incentivando la violencia contra CFK", dijo por su parte el senador Eduardo "Wado" de Pedro. "No sólo lo hace para expresar su fantasía de una Argentina sin peronismo, sino también para desviar la atención y esconder el fracaso de su modelo económico", agregó.
Las declaraciones se produjeron en el contexto de una entrevista con el canal de noticias TN. Consultado por la interna del peronismo —que elegirá sus autoridades entre la lista de Cristina Kirchner y la del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, el próximo 17 de noviembre—, Milei dijo que se trata de "un problema de la oposición". Pero enseguida agregó que para él "tiene morbo" lo que pueda ocurrir en la elección y fue entonces cuando largó la frase de que quisiera ponerle "el último clavo" al "ataúd del peronismo" y "con Cristina adentro". La idea de la eliminación del contrincante lleva también a los tiempos oscuros de la última dictadura militar genocida. El propio Milei ya había advertido a sus opositores: "No vengan después a llorar lesa humanidad".
MÁS INSULTOS
Un Milei desatado dejó varios dardos gratis para la oposición. "Los que, por ejemplo, estaban comiendo pochoclo esperando que nos cayéramos en abril, deben estar gordos, con sobrepeso. Espero que tengan reservas para seguir comiendo pochoclos", bravuconeó el Presidente, en alusión a una frase de Enrique Albistur, esposo de la diputada Victoria Tolosa Paz.
Hace pocos días, en ocasión del fallecimiento del exministro de Salud, Ginés González García, había dicho que "hoy partió uno de los políticos más siniestros de nuestra historia". "Fue cómplice y responsable de la cuarentena más larga del mundo. Su incompetencia le costó la vida a más de 100.000 argentinos", afirmó sin argumento racional alguno.
CONTRA LAS UNIVERSIDADES
Milei, que en la solapa de uno de sus libros publicados en España mintió acerca de haberse recibido en la UBA —cosa que nunca sucedió— se refirió al conflicto universitario y a su veto a la ley de financiamiento. "Acá no está en juego la universidad pública, no está en juego el arancelamiento. Lo único que queremos hacer nosotros es poder auditarlas. El problema de auditarlas es que toda la política que vive robando a costas de las universidades no quieren ser auditados, el problema está ahí. Son discusiones mentirosas para ocultar cómo roban los políticos con las universidades", dijo.
“Los políticos perversamente utilizan estas causas nobles para esconder el robo. Lo mismo hicieron también con los planes sociales, se escondían detrás de los planes sociales de las personas vulnerables para robar. Se ha derrumbado brutalmente la imagen de las universidades", dijo.
También mintió sobre la cantidad de personas que se movilizaron para rechazar el veto. "Según las fuerzas, hubo 230 mil personas y en la segunda 60.000. Con todo el aparato peronista y sindicatos adicionales, y todo el tren fantasma. En la segunda marcha, casi no había estudiantes. Cuando se votó el veto en el Congreso hicieron una convocatoria y fue muy poquita gente, lo cual quiere decir que los estudiantes se dieron cuenta de que los estaban usando para defender el robo de la política", dijo.