El director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley, alertó el sábado de que más de 100.000 civiles “se están muriendo de hambre” en Mariúpol, la ciudad ucraniana sitiada desde hace semanas por el ejército ruso.
Beasley expresó especial preocupación por la localidad portuaria, donde un número cada vez menor de habitantes resiste el asedio de las tropas de Putin que atraparon a cientos de miles de ciudadanos que “necesitan desesperadamente alimentos, agua y calefacción”.
Rusia comenzó a desplegar en el este y sur de Ucrania algunas tropas que se retiraron del norte hace dos semanas para preparar su gran ofensiva en el Donbás, y lanzó una advertencia a Kiev con un bombardeo contra una instalación militar cerca de la capital horas después de perder su buque insignia en el mar Negro.
Rusia “aumenta la agrupación aérea y está estableciendo sistemas de mando y control” en la zona operativa este, dijo el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Rusia señaló además que el número y el alcance de los ataques con misiles contra objetivos en Kiev aumentarán en respuesta a cualquier acto “terrorista o de sabotaje” por parte de Ucrania en suelo ruso.
El presidente ucraniano Volodimir Zelensky afirmó que la guerra podría ser mucho más corta si los países occidentales le entregaran las armas que pide y consideró que “el mundo entero” debería estar “preocupado” por el riesgo de que Vladimir Putin utilice un arma nuclear táctica.