Los trabajadores reclaman aumentos salariales acordes con el incremento histórico de la inflación y rechazan la intención de Network Rail, gestor de la red ferroviaria y de subtes de Londres, de recortar al menos 2.500 empleos de mantenimiento como parte de un plan de ahorro de 2.000 millones de libras.
Para el miércoles también está previsto un paro que afectará, además de las líneas de tren de todo el país, a los subterráneos de Londres, es decir, a millones de británicos.
Los paros se reanudarán el jueves y el sábado, pero el servicio se verá interrumpido de lunes a domingo, mientras los sindicatos amenazan con medidas durante todo el verano.
El sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte RMT, reclama aumentos salariales acordes con el incremento histórico de la inflación y rechaza la intención de Network Rail, gestor de la red ferroviaria y de subtes de Londres, de recortar al menos 2.500 empleos de mantenimiento como parte de un plan de ahorro de 2.000 millones de libras (2.500 millones de dólares).
"Ante una agenda tan agresiva de recortes de empleos, condiciones, salarios y pensiones, RMT no tiene más remedio que defender a nuestros miembros para detener esta carrera hacia el abismo", expresó el sindicato en un comunicado.
Informó que los paros en Network Rail seguirán adelante, e hizo nuevamente un llamado a los miembros para que se mantengan firmes, apoyen la acción, organicen piquetes y demuestren su voluntad de luchar por la justicia en el lugar de trabajo.
Mike Lynch, secretario general del RMT, afirmó a la BBC que la medida se prolongará hasta que se llegue a un acuerdo y dejó entrever que apoyaría una huelga general en todo el país, la primera desde hace casi un siglo.
"Tenemos que reequilibrar esta sociedad para que los trabajadores obtengan un trato justo de la Gran Bretaña corporativa", dijo por otro lado a la emisora LBC, tras criticar al Gobierno por decir "un montón de mentiras sobre su gente y un montón de mentiras sobre el sector.
El paro amenaza con perturbar varios grandes eventos deportivos y culturales, como el festival de música de Glastonbury, en el suroeste de Inglaterra, un concierto de los Rolling Stones en Hyde Park el sábado y los exámenes finales de algunos estudiantes de secundaria.
El ministro de Transporte británico, Grant Shapps, por su parte advirtió que la huelga "traerá sufrimiento y caos a millones de usuarios".
En declaraciones al programa BBC Breakfast, el funcionario argumentó que no se reúne con los sindicatos porque calificó a los llamados para que se uniera a ellos en la mesa de negociaciones como un falso pretexto.
"Normalmente no me reúno con ellos porque es una pista falsa. Si pensara que hay una posibilidad entre un millón, habría una mínima diferencia, por supuesto, lo haría en el momento", subrayó.
También acusó a Lynch, de querer transformarse en uno de los "barones sindicales de los años 70".
Shapps reconoció que la situación está ajustada tras la recuperación de la pandemia de coronavirus, pero afirmó que los trabajadores ferroviarios están relativamente "bien pagos" en comparación con otros trabajadores del sector público, como las enfermeras.
El viernes, el ministro de Empresas, Paul Scully, advirtió que la huelga podría perjudicar "a las empresas y al sustento de la gente" en un momento en que sus finanzas están "minadas" por la crisis del costo de la vida y la inflación.
También consideró que los huelguistas "se están pegando un tiro en el pie" al incitar a la gente a optar más por el teletrabajo, algo que millones de británicos hicieron desde el inicio de la pandemia, reduciendo considerablemente su uso de los trenes.
Hasta último momento, el Gobierno de Boris Johnson intentó que las partes dialogaran, pero tanto los sindicatos como la oposición laborista criticaron al ministro por no sentarse él mismo a la mesa de negociación.
Mientras tanto, el operador de transportes londinense TfL advirtió a los usuarios en su página web, que eviten viajar en la medida de lo posible, ya que mañana "la mayoría de los servicios del subte y trenes nacionales sufrirán graves interrupciones o no funcionarán".
En las últimas semanas, los británicos ya se han enfrentado al caos en los aeropuertos, con múltiples retrasos y cancelaciones, debido a la escasez de mano de obra.