Se pone fin a la carrera presidencial hacia el Palacio de Planalto, que se decidirá este domingo con la segunda vuelta de las presidenciales brasileñas. Lula Da Silva sigue a la cabeza con un 49% de intención de voto frente a un 45% del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, según han publicado varias encuestas.
En la primera vuelta de las presidenciales, celebrada el pasado 2 de octubre, Lula fue el candidato más votado, con el 48,4% de los sufragios, y Bolsonaro quedó en segundo lugar con el 43,2%. Al no obtener ninguno la mitad de los votos válidos, ambos se disputan la segunda vuelta.
Según el Instituto brasileño Datafolha revela que la diferencia de cuatro puntos porcentuales no asegura la victoria al líder del Partido de los Trabajadores (PT) ya que el margen de error, que oscila entre los dos puntos o menos, hace que se pueda ocasionar un empate técnico, según la misma encuesta. Se estima que estas elecciones tendrán un 4% de votos nulos o en blanco y un 1% de indecisos.
La encuesta, realizada entre el 17 y el 19 de octubre, revela que sin contar los votos en blanco, indecisos o nulos Bolsonaro obtendría un 48% de apoyo y Da Silva un 52%, que manifestó la pasada semana en una entrevista en la radio Nova Brasil que si ganaba sería su último mandato. El sondeo anterior mostró una diferencia de seis puntos porcentuales entre los competidores, un 53% frente a un 47%, respectivamente.
El 33% de los votantes de la primera vuelta de Ciro Gomes (PDT) elegirá al Partido de los Trabajadores y el 44% votará por el actual presidente; el resto, un 23%, optará por el voto en blanco o nulo, según Datafolha. El electorado de Simone Tébet (MDB), que quedó en tercer lugar, se inclina por Da Silva (34%); seguido de Bolsonaro (29%) y un 30% votará nulo o en blanco. En este nicho de votantes aún queda un 7% de indecisos.
El portal Pollstergraph, por otra parte, evidencia que Da Silva cuenta con un 47,7% de los votos frente a un 45,1% de Bolsonaro. Esta diferencia de dos puntos porcentuales estrecha aún más los resultados electorales que podrían acabar en empate.
La cuenta atrás para la primera vuelta reveló que la estimación de voto podría cambiar notablemente. El pasado 15 de agosto, Bolsonaro contaba con un 35% frente a un 45,1% que se estima ahora, un ascenso de diez puntos porcentuales. Da Silva se ha mantenido estable durante este tiempo ya que registraba un 51% en agosto frente al 47,7% que experimenta ahora.
El número de votos en blanco o nulos también se ha reducido a casi a la mitad. Se registraba un total de un 14% frente al 7,3% que se percibe a menos de una semana para conocer el resultado final.
Perfil del votante
El expresidente, Lula Da Silva, tal y como asegura Datafolha, triunfa entre las mujeres, los jóvenes, las personas con menores estudios, entre las familias con rentas bajas, votantes negros, católicos y en el noreste del país.
El nicho principal de Jair Bolsonaro se concentra entre las rentas más altas con varios salarios en cada unidad familiar, los evangélicos y en el sur, sureste y medio oeste del país. La intención de voto de los hombres se divide a partes iguales entre los candidatos, con un 49% para Bolsonaro y un 47% para Lula.
Pese a que el 94% ya ha decidido a quien votar, según los sondeos de Datafolha, en esta segunda vuelta, el debate electoral celebrado el pasado 16 de octubre supuso un punto de inflexión para el 2% de los votantes. Estos dos puntos porcentuales se sumarían al Partido Liberal de Bolsonaro.
Ataque en redes sociales
El bombardeo de desinformación a ambos partidos se ha expandido en redes sociales durante toda la campaña. Desde el comienzo de la carrera presidencial ambos candidatos han convivido en redes con bulos: Lula ha sido acusado de que tiene intenciones de cerrar las iglesias o que los baños sean utilizados por ambos sexos. Bolsonaro se ha enfrentado incluso a acusaciones de canibalismo y pedofilia.
Esto ha desembocado en lo que algunos han calificado como las restricciones a la libertad de expresión más severas jamás registradas en esta democracia. Vicky Wyatt, directora de campaña de la organización SumOfUs, ha comparado esta situación con la acontecida durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El Tribunal Electoral Superior, la máxima autoridad electoral del país, ha prohibido el contenido falso o muy fuera de contexto, que pueda afectar la integridad del proceso electoral. Los medios como YouTube y Meta tendrán una hora para eliminar el contenido. Las compañías que no pongan en marcha esta medida podrán ser multadas con hasta 150.000 reales (28.000 dólares) por hora. También podrían ser bloqueadas por hasta 24 horas.