El expresidente está acusado de comprar el “silencio” de la actriz porno Stormy Daniels a cambio de 130.000 dólares para que no revelara un encuentro sexual que empañara la campaña de las elecciones de 2016.
Los estadounidenses mantienen hoy su mirada sobre Donald Trump. Un poco por morbo y otro por un creciente interés político y mediático, el país está pendiente del eventual arresto del expresidente republicano que él mismo vaticinó que ocurriría este martes. ¿El motivo? La supuesta compra del “silencio” de la actriz porno Stormy Daniels por 130.000 dólares concretado dos semanas antes de las elecciones presidenciales que ganó en 2016.
Según la acusación, el magnate le habría pagado esa cifra a la joven para que no revelara un encuentro sexual que ambos habrían mantenido en el pasado. Trump está convencido de que el fiscal del distrito de Manhattan que lleva la causa, Alvin Bragg, ordenará este martes su arresto. De concretarse su predicción, la imagen de un expresidente esposado será un hecho sin precedentes para la democracia de Estados Unidos.
“Creo que Trump trata de subir el costo político de las causas judiciales en su contra”, dijo a TN el analista internacional y asesor del Crisis Group Mariano de Alba.
Trump está en campaña. Nadie lo duda. Quiere volver a la Casa Blanca y ya anunció su candidatura para las elecciones de 2024. Pero primero deberá sortear la ambición de rivales de peso en las primarias republicanas, como el gobernador de Florida, Ron De Santis, una figura ascendente de la derecha radical estadounidense que creció bajo su ala.
En ese contexto, necesita ruido mediático para apuntalar sus aspiraciones. Primero denunció una “caza de brujas” y luego llamó a sus seguidores a estar preparados para salir a las calles y protestar contra su hipotético arresto. Para de Alba, lo que Trump está intentando hacer es presionar a la justicia para que los jueces y fiscales “repiensen si avanzar” con las causas que se tramitan en su contra.
Trump sostiene que el hecho investigado prescribe a los dos años. “Y lo que es más importante, iiiNO FUE DELITO!!!”, escribió en su plataforma Truth Social. Además, denunció corrupción en la fiscalía que lleva adelante Bragg, un magistrado afroamericano demócrata elegido por la población, como todos los jueces y fiscales del país, recordó AFP.
Desde el entorno de Trump se difundió el rumor de que el fiscal habría recibido más de un millón de dólares por parte de un comité de acción política que obtuvo fondos del multimillonario George Soros, un reconocido donante demócrata. En respuesta, Bragg advirtió que no se dejará intimidar. “No toleramos los intentos de intimidar a nuestra oficina o amenazar el estado de derecho en Nueva York”, escribió en un mensaje interno dirigido a los empleados de su oficina, según AP.
La justicia busca determinar si Trump es culpable de brindar falso testimonio y de infringir la ley sobre financiamiento electoral al pagar 130.000 dólares a Stormy Daniels, el nombre artístico de Stephanie Clifoord, poco antes de las elecciones presidenciales de 2016. El primer punto es considerado solo una infracción, pero el segundo es un delito penal.
El pago se habría acordado entre las partes para esconder una presunta relación extramatrimonial de Trump que afectara la campaña. Clifford ya declaró ante un gran jurado, al igual que abogado Michael Cohen, quien habría sido el encargado de entregar el dinero. Ahora, el fiscal debe decidir si inculpa al expresidente. El proceso duraría meses.
En ese marco, Trump convocó a sus seguidores a protestar. “Habrá que ver qué tan relevante es la respuesta de sus seguidores en las calles”, dijo de Alba.
El analista descree que el exmandatario sea finalmente detenido. “Entiendo que por ahora no es el escenario más probable, especialmente en este caso. Pero sí es algo que no puede descartarse que llegue a suceder eventualmente”, afirmó.
El impacto del caso de Stormy Daniels en la interna republicana
El caso impacta en forma directa en la interna republicana. De Santis, el principal rival de Trump, se desligó de la retórica de su antiguo mentor. “No tengo ningún interés en involucrarme en un circo fabricado”, manifestó.
Pero otros dirigentes respaldaron a Trump y denunciaron una “persecución” política. “Me sorprende la idea de acusar a un expresidente de Estados Unidos en un momento en que hay una ola de crímenes en la ciudad de Nueva York”, expresó el exvicepresidente de Trump, Mike Pence, en el programa “This Week” de la cadena ABC.
El senador Lindsey Graham, partidario del expresidente, dijo que la causa forma parte de “un esfuerzo continuo e interminable por destruir a Donald Trump y todo lo que rodea a Donald Trump”.
Incluso el gobernador del estado de New Hampshire, Chris Sununu, un crítico de Trump y un rival potencial en las primarias republicanas, advirtió que el caso “está generando mucha simpatía por el expresidente”. En tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, acusó a los fiscales de Nueva York de “abuso de poder” y de buscar una “venganza política” contra Trump.
Del lado demócrata, la preocupación latente es que se pueda producir un escenario similar al del 6 de enero de 2021, cuando cientos de simpatizantes de Trump irrumpieron en el Capitolio para evitar la proclamación del entonces presidente electo Joe Biden. “Creo que va a ser importante que las fuerzas del orden presten atención a las protestas y se aseguren de que no alcancen el nivel de violencia” visto hace dos años, dijo el diputado demócrata Mark Kelly.