Las lluvias torrenciales dejan un rastro de devastación en Rio Grande do Sul, con decenas de miles de desplazados, cientos de desaparecidos y una cifra de muertes en constante aumento.
El estado brasileño de Rio Grande do Sul enfrenta una situación catastrófica a medida que las inundaciones sin precedentes causan estragos en la región. Las autoridades confirman que 67 personas están desaparecidas y miles han sido desplazadas, en lo que se considera el peor desastre natural en la historia del estado.
El temporal ha obligado a más de 8,000 personas a ser rescatadas por helicóptero o barco. Las imágenes impactantes del desastre muestran a los residentes atrapados en los techos de sus casas, mientras las inundaciones arrasan la región.
El aeropuerto de Porto Alegre, la capital del estado, se vio obligado a cerrar indefinidamente, dejando a cientos de pasajeros varados debido a los bloqueos de carreteras. La ciudad, con una población de 1.3 millones de habitantes, está sumergida en aguas sin precedentes, con el río Guaíba creciendo a niveles nunca antes vistos.
Las lluvias incesantes han desencadenado una alerta roja emitida por el Instituto Nacional de Meteorología, con una probabilidad de inundaciones de grandes proporciones. Se espera que las lluvias, que ya han causado la muerte de 127 personas y han dejado a 141 desaparecidas, persistan hasta este domingo.
Las inundaciones también han afectado el suministro de agua. Tres estaciones de tratamiento de agua no estaban operativas el sábado por la mañana, lo que llevó al ayuntamiento a advertir a más de treinta barrios sobre posibles problemas de suministro.
La creciente del agua inundó el centro de Porto Alegre, convirtiendo las calles de las ciudades en ríos y desplazando a más de 300,000 personas de sus hogares. En Canoas, una de las ciudades más afectadas cerca de Porto Alegre, más de 6,000 personas se alojaban en un gimnasio universitario convertido en refugio.
Las lluvias intensas, vinculadas a la fuerte corriente de El Niño de este año, que se encontró con otros frentes climáticos, provocaron que varios ríos y lagos de la región alcanzaran sus niveles más altos y se desbordaran.
El Gobierno estatal informó que más de 385,000 damnificados no tienen agua y unas 20 ciudades están sin servicios de telecomunicaciones. A medida que la crisis se intensifica, se están enviando donaciones de ropa, colchones, agua potable y comida a la región.
El futuro sigue siendo incierto para los residentes de Rio Grande do Sul, a medida que las lluvias torrenciales continúan y las cifras de muertos y desaparecidos aumentan. En medio de la devastación, la solidaridad y la resistencia de la comunidad brilla, mientras luchan juntos en esta tragedia sin precedentes.