Por Augusto Taglioni
Milei, Bolsonaro, Orban y hasta Putin esperan un regreso de Trump a la Casa Blanca para consolidar su posición interna. Si faltaba algo para que Donald Trump se convierta en el principal favorito para la elección de noviembre, el incidente en Pensilvania lo terminó de confirmar.
La foto icónica del líder republicano con el puño en alto y sangre en su oreja que recorrió el mundo muestra una combinación de atributos que los Demócratas le están buscando en el cada vez más errático Joe Biden.
El escenario no podría peor: el reloj los corre para toma la definición de la candidatura, no logran que Biden tome la decisión de bajarse a pesar de la enorme presión del círculo rojo mediático progresista y para colmo de males el adversario a vencer se muestra más fortalecido que nunca. Si existía alguna posibilidad de cambiar la postulación sobre la marcha, la bala que rozó a Trump terminó de convencer a todos los que suenan como plan B a no someterse a ser cabeza de turco de la elección.
La reacción mundial fue contundente pero entusiasma a los que están esperando ansiosos el regreso de Trump a la Casa Blanca. Uno de ellos es el premier de Hungría Víktor Orban que a los cinco minutos de haber asumido la presidencia de la Unión Europea inició una gira a Rusia y China que fue desautorizada por Bruselas porque incluyó un encuentro con Vladimir Putin y un plan de paz que no discutió con nadie.
Orbán desafió a la Unión Europea y se reunió con Putin en Moscú
El objetivo de Orban es consagrarse como el líder de un proyecto europeo alternativo y que encontraría cobijo con otro mandato de Trump. Para eso tendrá que pelear la conducción de la derecha con la italiana Giorgia Meloni.
El objetivo de Orban es consagrarse como el líder de un proyecto europeo alternativo y podría encontrar respaldo con otro mandato de Trump. Para eso tendrá que pelear la conducción de la derecha con la italiana Giorgia Meloni.
En el final de ese recorrido que expuso las fisuras del bloque de integración europea tuvo su destino final en la casa de Trump en Mar-a-Lago. El ex presidente es claro con el mensaje: con su vuelta al poder se terminan la guerras. El foco del que puede ser el nuevo presidente es cambiar el rumbo de cosas en la guerra en Ucrania pero para eso tendrá que pasar por encima de los objetivos de la OTAN que está cerca de incorporar al país de Volodimir Zelensky y no aceptará una rendición ucraniana en beneficio de Putin.
El ruso, sin dudas, es otro de los ansiosos por un cambio de timón norteamericano y la organización atlántica espera que la amenaza de quitar financiamiento nuevamente no se cumplan.
Por estos lares, lo que pase en Estados Unidos es mirado con atención en Venezuela. Consciente de un posible regreso trumpista, el chavismo adelantó las elecciones para el fin de este mes y abrió un nuevo diálogo con la administración Biden.
Los Demócratas siempre estuvieron tironeados en aliviar la presión de Trump y no ceder a los intereses de Maduro y en ese gris convivieron los últimos cuatro años sobre todo ante la necesidad de meter a Venezuela en el mercado petrolero para compensar las sanciones contra Rusia.
Ahora fuentes de la campaña chavista reconocen que la vuelta de Trump es el peor escenario posible y podría ser una respaldo importante para la oposición sobre todo con liderazgos más duros como el de Maria Corina Machado. Por lo pronto, Maduro se solidarizó con el magnate neoyorquino en pleno acto de campaña en un gesto llamativo pero esperable.
Para el chavismo la vuelta de Trump es el peor escenario posible y podría ser un respaldo importante para la oposición sobre todo con liderazgos más duros como el de Maria Corina Machado.
Jair Bolsonaro es otro que por estas horas se muestra eufórico a pesar de la acumulación de causas que ya lo inhabilitaron para ser candidato en 2026 y podrían generar problemas judiciales de gravedad. Pero en la narrativa instalada de persecución y resistencia, el regreso de un amigo al poder puede significarle un salvavidas. "Nos vemos en la asunción", tuiteó el brasileño. Debería lograr el permiso de la justicia de su país, que es la que tiene retenido su pasaporte.
De todas formas, hay que ser cuidadosos con esta idea porque es un error pensar que Lula y Trump no puedan ponerse de acuerdo, sería desconocer la habilidad política del brasileño y el carácter impredecible del norteamericano.
Por último, Argentina. Javier Milei quiso ir más allá de una condena que fue transversal e incluyó desde Cristina y Kicillof hasta Mauricio Macri. Para el libertario, lo de Pensilvania fue obra de la izquierda que "recurre al terrorismo para imponer su agenda retrograda y autoritaria". O sea, digamos, ¿fue mandado a matar por el gobierno de Biden? Nuevas declaraciones que pueden traer costos pero que hablan del pensamiento de alguien que ya lo ve como presidente. Si de teorías conspirativas se trata, Milei es el primer abonado en defenderlas.
"Hace rato que Milei lo ve ganador y por eso no afloja las tensiones con Brasil, España o cualquier otro país que el considera que esta bajo las ideas de la izquierda globalista. El siente que con Trump en la Casa Blanca va a poder hacer lo quiera", resume un importante diplomático que sigue de cerca la gestión internacional y aventura esta hipótesis que, de ser cierta, le agregaría más adrenalina a una gestión nacional cargado de frentes.
Como sea, Donald Trump parece tener allanado el camino para la vuelta al poder, un objetivo que por el momento no están pudiendo frenar condenas judiciales, balas ni candidatos y que ha puesto a sus admiradores de diversas latitudes en un estado de ansiedad que deberán manejar con cuidado.
(FUFNTE: LA POLITICA ON LINE)