En la pospandemia, el consumo de habanos creció de manera exponencial en Corrientes. El dato surge de un relevamiento realizado por una casa especializada en el producto. Neuquén, Córdoba y Corrientes son las que más puros consumen.
Tal vez puede sonar sorpresivo, pero los resultados de un relevamiento de ventas online ubicaron a Corrientes en el podio de las tres provincias que más consumen habanos. Neuquén, Córdoba y Corrientes, en ese orden, son los distritos que más compraron en tiendas electrónicas este producto durante la pandemia y se consolidó como un hábito en la pospandemia.
La Casa del Habano de Argentina es la empresa más reconocida en el país y fue la encargada de hacer el relevamiento de ventas pospandemia. Lucía Alsogaray, gerenta de la empresa, contó que "el consumo de habano creció de manera exponencial en los últimos años, sobre todo durante la pandemia".
En ese sentido, la especialista en habanos contó que antes de la pandemia "teníamos poca venta por internet, muy poca. La gente que compraba, estaba habituada a comprarlo cuando viajaba a otro país, era habitual que quien no vive en Capital, que es donde hay más tabaquerías, lo compraba afuera o en algún viaje que hace a la Capital y en alguna que otra tabaquería chiquita que haya donde estén cerca".
Sin embargo, "cuando empezó la pandemia todos nos volvimos mucho más amigos de las compras electrónicas. La venta online se aceleró y la pandemia achicó mucho las distancias: ahora vos querés un habano y lo compras en la tienda online, te llega a tu casa y si tenés alguna duda de algo: cómo encenderlo, cómo cortarlo, o qué tipo de marca elegís o con qué lo podés combinar, nos escribís un mensaje o haces una videollamada y te sacás la duda", resumió Lucía.
LOS MITOS QUE SE CAEN
Lucía Alsogaray es parte de una familia que está asociada al habano desde hace muchos años. Su mamá fuma habanos desde hace 35 años, fue una de las pioneras en el mundo "y ni te cuento en la Argentina", subrayó la especialista. Además, su hermana es dueña de una tabaquería y ella misma es experta en habanos y está a cargo de la Gerencia de La Casa del Habano, histórico en este rubro.
Esos ejemplos son los primeros que surgen a la hora de derribar los mitos que existen alrededor de los puros. Los más prejuiciosos pueden asociarlo rápidamente a los hombres y a la clase alta.
No es un producto de elite. "Tenés habanos muy buenos que parten de los 300 pesos, siempre asumiendo que el habano no vas a fumar todos los días, además fumar un habano te lleva 40-45 minutos", explica Lucía a diarioepoca.com. No obstante, aclara: "hay habanos de hasta 100 mil pesos cada uno. Entonces también vale la asociación de que es un producto de elite, pero justamente lo que nos permite un poco la virtualidad es romper con todos estos mitos, y con esta asociación tan diferente a lo que es. El habano es todo lo contrario a lo que uno se imagina cuando lo ve desde afuera".
Tiene mucho romanticismo, es absolutamente artesanal, es muy heredado porque seguramente alguien de la familia te enseñó o fumaba tabaco; además "es un producto que te invita a cortar con lo que estás haciendo y a tomarte un ratito para conectarte con los sentidos, porque no es como un cigarrillo que lo podés incorporar a todo lo que estás haciendo. Todo lo contrario, le vas a prestar atención, es un ritual de encendido, para fumar tenés que estar prestándole atención", comentó la especialista.
Por otro lado, agregó: "es un producto que solamente vamos a sentir en la boca. No se traga el humo, es toda esa conciencia sintiendo el sabor".
Otro de los mitos que se cae es que no es un producto inalcanzable. "Eso también nos permitió las redes sociales. Porque antes si te interesaba un habano tenías que sí o sí ir a una tabaquería, ahora escribís un mensaje, te metés en internet, buscás un video, compras online, y tenés a alguien que te está contando cómo hacerlo. Es un producto que se puede disfrutar desde la primera vez que lo tenés en la mano", resaltó Lucía.
En ese sentido, vale resaltar el concepto de que todo lo que te invita a frenar y conectarte con los sentidos, es bueno.