El coronavirus, las vacunas, el estudio del Universo, las misiones a la Luna y a Marte, el cambio climático, la biodiversidad. ¿En dónde va a estar puesto el foco de la ciencia el próximo año?
La revista científica Nature compartió una serie temas o investigaciones de relevancia a los que hay que ponerles el ojo durante el próximo año para conocer cómo continúa el avance de la ciencia. En esta nota, algunos de ellos.
La enfermedad de Covid-19 continúa
Entrando al tercer año de pandemia y sin un final aparente a la vista, un desafío inmediato es el de comprender mejor el impacto de Omicron, la variante del coronavirus de rápida propagación que se detectó por primera vez a fines de noviembre y que se está volviendo predominante en muchos lugares.
Al momento, los primeros resultados indican que las vacunas son menos efectivas contra Omicron (aunque las dosis de refuerzo ayudan) y los científicos todavía intentan averiguar más sobre la gravedad de la enfermedad que causa. Para el año que entra, mientras tanto, los esfuerzos seguirán estando puestos en monitorear las nuevas variantes del SARS-CoV-2, así como los efectos a largo plazo en las personas que se recuperaron de la infección.
Otro gran dilema será el de las compañías farmacéuticas y, como casi desde la aparición de las vacunas, la atención seguirá puesta en si estas estarán dispuestas a renunciar a las patentes o, al menos, tomar otras medidas para ayudar los países de bajos ingresos puedan acceder a las vacunas (recordemos que mientras los países más ricos ya están dando dosis de refuerzo, casi la mitad de la población mundial aún no ha recibido una sola dosis de alguna vacuna).
Vacunas actualizadas
Con la aparición de nuevas variantes (algo que no va a dejar de suceder hasta que se garantice el acceso a las vacunas a nivel mundial), las compañías continúan su rumbo hacia una próxima generación de vacunas diseñadas para proteger contra el coronavirus que no deja de evolucionar rápidamente.
Vacunas de ARN mensajero dirigidas a variantes específicas; a base de proteínas, un tipo de inmunización más convencional y algunas de las cuáles se usaron durante décadas contra enfermedades como la hepatitis y el herpes zóster (culebrilla); o bien basadas en ADN, más baratas de fabricar que las de ARNm y que no requieren almacenamiento en frío, todas cuentan con sus propias ventajas y e inconvenientes.
Pero no solo en lo que respecta a la enfermedad de Covid-19. Esta opción para prevenir enfermedades (o bien sus formas más graves) sin dudas cobró relevancia y protagonismo en los últimos dos años y no solo terminamos entendiendo más sobre cómo es su proceso de fabricación, empezando incluso muchos a ser parte activa del desarrollo de la ciencia como voluntarios de los ensayos clínicos, sino que además se impulsaron muchos otros avances en vacunas para otros virus y enfermedades importantes, como el VIH , la malaria y la enfermedad de Lyme.
El estudio del Universo
Después de un cierre de varios años y un extenso trabajo de mantenimiento, el Gran Colisionador de Hadrones retoma las operaciones en el CERN, el laboratorio europeo dedicado a la investigación nuclear, para diversos experimentos que ayuden a entender, fundamentalmente, de dónde proviene la materia que compone todo lo que vemos a nuestro alrededor.
A la vez, los cuatro detectores de ondas gravitacionales del mundo, ubicados uno en Japón, uno en Italia y dos en Estados Unidos, comenzarán una nueva serie de observaciones en diciembre. Con la instalación de láseres más poderosos, a fines del año próximo estarán listos para averiguar más sobre las ondas gravitatorias predichas por la teoría de la relatividad general de Einstein.
Por otro lado, se espera que comience sus operaciones también el Facility for Rare Isotope Beams, un acelerador que generará miles de nuevos isótopos de elementos conocidos para el estudio de la física nuclear fundamental, la astrofísica y el diagnóstico médico.
Misiones lunares
Si contamos los planes futuros enfocados tanto en el turismo como en la exploración científica, hay en total más de una decena de proyectos que tienen como destino al satélite terrestre para el 2022.
La NASA planea su vuelo inaugural para este febrero como parte de Artemis-1 (la primera de tres misiones), y este primer viaje no tripulado buscará poner a prueba tanto el cohete como la nave espacial antes de ser utilizados para transportar a los humanos en 2023 (entre ellos, la primera mujer en pisar la Luna).
Otras misiones incluyen a la llamada Chandrayaan-3, de la Agencia India de Investigación Espacial que pretende ser la primera en realizar un aterrizaje suave (uno que no dañe la nave); la misión SLIM, un módulo de aterrizaje lunar desarrollado por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial; Luna 25, una nave espacial de la Agencia Espacial Federal Rusa para aterrizar en el cráter Boguslawsky; y Korea Pathfinder Lunar Orbiter, la primera misión lunar de Corea del Sur.
Por su parte, varias compañías privadas, como ispace en Tokio o Intuitive Machines y Astrobotic Technology en Estados Unidos también están siendo partícipes de esta ola de exploración lunar.
A Marte y las estrellas
Otro viaje espacial épico para observar será la misión conjunta ruso-europea ExoMars, que está programada para despegar en septiembre y llevará el rover Rosalind Franklin de la Agencia Espacial Europea a Marte, donde buscará signos de vida pasada.
China, por otro lado, planea completar su estación espacial, Tiangong, y preparó más de 1.000 experimentos para ello, que van desde la observación astronómica y de la Tierra hasta los efectos de la microgravedad y la radiación cósmica en el crecimiento bacteriano. Además, para trabajar en la nueva estación espacial designó por primera vez en su historia a una mujer, Wang Yaping de 41 años.
Acción climática
Tras la cumbre COP26 de este año en Glasgow, Reino Unido, los delegados de todo el mundo se reunirán en Sharm El-Sheikh, Egipto, en noviembre del 2022 para la COP27, otra ronda de conversaciones sobre el clima. Se espera que los países asuman compromisos climáticos consistentes con el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de limitar el calentamiento global a 1,5 - 2 ˚C, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para el año 2030.
Que tengamos éxito depende principalmente de la rapidez con que los gobiernos y los organismos internacionales tomen medidas para reducir las emisiones.
Salvar la biodiversidad
Los países están trabajando también en un nuevo conjunto de objetivos para frenar la pérdida de diversidad biológica. Las metas AICHI para la Diversidad Biológica, establecidas en 2010 e incumplidas en su mayoría en su fecha límite de 2020, son 20 metas agrupadas en cinco objetivos estratégicos:
Abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica mediante la
incorporación de la diversidad biológica en todo el gobierno y la sociedad.
Reducir las presiones directas sobre la diversidad biológica y promover la utilización
sostenible.
Mejorar la situación de la diversidad biológica salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.
Aumentar los beneficios de los servicios de la diversidad biológica y los ecosistemas para todos.
Mejorar la aplicación a través de la planificación participativa, la gestión de los
conocimientos y la creación de capacidad.
La próxima reunión, planeada originalmente para 2020, está programada para tener lugar en Kunming, China, del 25 de abril al 8 de mayo, pero la preocupación por la variante Omicron del SARS-CoV-2 podría arruinar nuevamente los planes. Al momento, la pérdida de hábitat y otros factores relacionados con la actividad humana pusieron a un millón de especies de plantas y animales en peligro de extinción y es urgente abordar esta problemática.
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