Se vienen meses desafiantes para el Gobierno y en especial para Martín Guzmán. ¿Asoma un panorama con recesión para antes de fin de año?
Los próximos meses serán muy desafiantes para el gobierno de Alberto Fernández y en particular para el ministro de Economía, Martín Guzmán. El problema no sólo será evitar que la inflación escale por encima del 60 % anual sino tratar impedir una futura caída en la demanda de dinero que podría generar una recesión para fines de este año.
A esto habrá que sumarle la incertidumbre política que aumentará en la medida que se acerquen las PASO antecesoras de las elecciones presidenciales de fines de 2023.
Un reciente informe de la consultora Invecq que dirige el economista Esteban Domeq señala que "los resultados de la gestión económica siguen saliendo a la luz y acumulándose".
"Es por eso que tomamos con naturalidad y casi con alivio el 6% de inflación de abril, pensando que podría haber sido peor. Pero esto no debería hacernos olvidar que el componente núcleo fue mayor al del mes pasado", señaló el informe.
Preocupante amplitud en la variación de precios
El informe destaca seis aspectos que sirven para mostrar los peligros que genera una economía desequilibrada en el mercado de precios, cambiario, monetario y en el mercado de trabajo:
El dato interanual de inflación de abril pasado fue el más alto en 30 años y el aumento de precios del primer cuatrimestre anualizado arroja una inflación mayor al 80%.
Entre abril de 2019 y abril de 2022 la base monetaria aumentó 170%, período en el cual la inflación fue de 230%. Es decir, se volcaron sobre la economía casi el triple de billetes que estaban en circulación, pero no quisieron ser demandados por el público por lo que simplemente inundaron el mercado de pesos.
Hay una preocupante amplitud en la variación de precios de estos últimos tres años, con rubros del IPC que aumentaron 425% como los autos o la indumentaria que aumentó 385%, conviviendo con otros que solo se incrementaron 42% como la electricidad, mientras que la inflación general – es decir, el promedio ponderado de todos los precios relevados por el INDEC- fue de 230%.
Esos desajustes de precios se observan también en la evolución del tipo de cambio el cual medido por el dólar oficial avanzó solamente un 160% hasta abril 2022, quedando por debajo de los aumentos del resto de la economía. Sin embargo, el plano cambiario suma un componente adicional por la existencia de múltiples tipos de cambio paralelos, entre los cuales el dólar contado con liquidez lidera las subas, con un 360% acumulado.
Desde diciembre de 2019 hasta ahora el stock de deuda indexada medida en dólares pasó de unos u$s 24.000 millones a u$s 70.000 millones, un crecimiento similar al total de la deuda renegociada con el FMI. El total de esa deuda ajustada por la inflación pasó de representar de un 7 a un 20 % del total de la deuda pública.
Por el lado de los salarios, el indicador del Ministerio de Trabajo muestra una suba nominal del 218% en el mismo período, resultando en una leve caída real si se lo compara contra la inflación.
Estos aspectos sirven para demostrar que la economía argentina muestra un desequilibrio nominal combinado con una fenomenal dispersión de precios, profundizada por controles como el cepo cambiario, los precios cuidados y el atraso tarifario consecuencia del aumento de los subsidios económicos cuya resolución hoy muestra un final muy incierto donde no se puede descartar una recesión para el próximo año.
¿Existe la posibilidad de una recesión a principios de 2023?
Los últimos números de la actividad económica mostraron que luego del rebote del nivel de actividad previsible por la reapertura post - cierre 2020 el crecimiento del PBI terminó siendo más fuerte de lo previsto en 2021. Pero de acuerdo a las proyecciones de las principales consultoras locales ese rebote se está agotando y el PBI 2022 como mucho podrá estar en un valor que podría estar entre el 2 y el 3 % y podría caer en el 2023.
Hay que considerar también el problema que genera la brecha cambiaria a donde van a parar muchos pesos que no tienen salida del sistema y quedan aprisionados que es el llamado "many overhand", hasta que esa brecha se reduce o se elimina. Esto ocurrió desde principios del 2016 cuando el gobierno de Mauricio Macri unificó el mercado cambiario donde existían un dólar oficial a 9 pesos y otro dólar paralelo de 15 pesos con una brecha muy similar a la actual. El excedente de pesos es un problema a resolver por los incentivos financieros casi perversos que genera.
Pero detrás de la inestabilidad macro y de la alta inflación de estos años, hay un gasto público primario demasiado alto que termina siendo sólo financiable con emisión monetaria e impuesto inflacionario donde una gran parte son los subsidios económicos a las tarifas de luz, gas y transporte. El total de esos subsidios llega al 3% del PBI, una cifra muy similar al déficit fiscal primario del gobierno. La presión tributaria también es alta, pero corre por detrás pero el déficit primario es muy elevado para las posibilidades de financiamiento genuino de la Argentina y termina monetizándolo el BCRA.
No todos los precios de la economía suben a la misma velocidad
Un nivel de gasto público primario anual cercano a 25 puntos del PBI termina generando una crisis de financiamiento y una aceleración de la inflación. Esta aceleración genera una licuación inflacionaria del gasto pero que es un fenómeno transitorio, reversible. Además, es parcial: la licuación impacta sólo en la parte del gasto licuable pero los subsidios no se licuan.
El trabajo de Invecq describe también que las dispersiones en las variaciones de precios configuran un notable cambio en los precios relativos y generan importantes perjuicios en las cadenas productivas, alteran las estructuras de costos y distorsionan la posibilidad de planificar en base a información y resultados pasados.
Es así que más allá de las subas generales que se producen es importante destacar que no todos los precios de la economía van a la misma velocidad. Por lo tanto se está acumulando inflación reprimida, producto de los cambios en precios relativos que se han originado en estos tres años como consecuencia de cepos, controles, congelamientos y restricciones en general.
Claramente, parte de los cambios observados en los precios relativos responde a factores de la economía real, como el encarecimiento de los vehículos que lleva la misma tendencia a nivel global.
Sin embargo, otra gran parte responde a cuestiones políticas y de manejo económico local, con medidas que han afectado de manera asimétrica a los distintos sectores, beneficiando a algunos y perjudicando a muchos: el encarecimiento de a indumentaria por la reducción de la competencia, el abaratamiento de las tarifas por el congelamiento o de alimentos elaborados como aceites, harinas y fideos, por los programas de precios cuidados.
as dispersiones en las variaciones de precios configuran un notable cambio en los precios relativos y generan importantes perjuicios en las cadenas productivas
Las dispersiones en las variaciones de precios configuran un cambio en los precios relativos y generan perjuicios en las cadenas productivas
Precios relativos, un debate abierto
Si bien el debate es abierto respecto a los ajustes de precios relativos, su impacto y su dinámica, la rigidez de los precios a la baja permite anticipar que una corrección llevará asociada incrementos en aquellos rubros que han quedado artificialmente rezagados sin una compensación igualitaria a la baja de los precios que se han adelantado en el mismo período. Luego, su magnitud, así como también los efectos de segunda ronda dependen de la dinámica que tome el plan.
Otra aclaración relevante tiene que ver con el rol del quiebre de expectativas que cualquier programa de estabilización debería intentar lograr para reducir la inflación inercial. En términos concretos esto implica que en caso de que quisiera implementar un programa de estabilización con corrección de precios relativos, el 60% aproximado de inflación reprimida que describimos previamente no necesariamente es un shock de precios que se agregaría a la tasa de inflación inercial al momento de la corrección.
La inflación de abril ofrece una buena radiografía de lo que está sucediendo en Argentina a nivel macro y refuerza la visión de que la inflación es el peor síntoma de un proceso de deterioro macro sostenido, que las expectativas reflejan antes que los indicadores.