El Presidente sopesará el rumbo a seguir en medio del cimbronazo que provocó la dimisión del ministro de Economía, que fue vapuleado hasta última hora por Cristina Kirchner
La sorpresiva renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía -le avisó a Alberto Fernández poco antes de anunciarlo públicamente por Twitter-, obligó al Presidente a convocar a una reunión urgente en Olivos con algunos de sus colaboradores más cercanos -el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y la portavoz, Gabriela Cerruti-, y con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. La presencia del tercer fundador del Frente de Todos en la residencia oficial constituye una fuerte señal: el tigrense viene presionando, con apoyo del kirchnerismo, para ocupar ese lugar. Pero por ahora no hay confirmación sobre el nombre del sucesor del ministro.
La renuncia de Guzmán se conoció a través de su cuenta de Twitter apenas pasadas las 18, justo mientras Cristina Kirchner brindaba otro agresivo discurso, esta vez en Ensenada. Allí, frente a la primera plana del kirchnerismo, lo mencionó por el apellido, a diferencia de otras veces, en las que lo cuestionó de manera indirecta.
El ministro le había comunicado antes al Presidente, pero pocos funcionarios en el Gobierno lo sabían. Inclusive cerca del propio Massa aseguraron que no tenía idea, y que se enteró mientras se encontraba en la cancha viendo un partido de Tigre.
Según pudo reconstruir Infobae, en los últimos días corrieron fuertes rumores sobre una salida de Guzmán y de un reemplazo por Massa, aunque también hay otros nombres en la balanza, como los del ex viceministro de Economía de Cristina Kirchner, Emmanuel Álvarez Agis, y el del ex titular del Banco Central, Martín Redrado, que vienen criticando el rumbo de Guzmán con cada vez más ímpetu. El primero había pedido: ““Dejémonos de joder, seamos normales en una cosa”. Mientras que el segundo sostuvo: “El problema de la inflación se resuelve con decisión política y leyes que den previsibilidad”.
Más allá de las críticas internas, esta semana el Presidente había vuelto a respaldarlo, a través de una entrevista con C5N, donde le restó responsabilidad por el principal problema que enfrenta hoy el Gobierno, la inflación. E inclusive Guzmán había dicho que seguía “día a día” trabajando con el Presidente, durante una conferencia de prensa en la Casa Rosada.
Sin embargo, la presión del kirchnerismo pudo más. La última muestra contundente del malestar con el ala dura del Frente de Todos fue hace dos semanas, con el discurso de la vicepresidenta en Avellaneda, donde denunció que hay un “festival de importaciones”. Tanto Economía y como el Banco Central reaccionaron con la instauración de una suerte de supercepo a las importaciones, que exacerbó las presiones sobre el dólar y llevó al riesgo-país por encima los 2.400 puntos básicos, un nivel casi de default.
Este cimbronazo, al que Cristina Kirchner se refirió hoy, al recordar que en su gobierno tuvo 8 corridas cambiarias, puso en duda la continuidad de Guzmán. Y despertó nuevas críticas, por ejemplo, de la principal espada en el territorio bonaerense de la vicepresidenta, Andrés “Cuervo” Larroque, que desde sus respectivos roles como ministro de Desarrollo Comunitario provincial y secretario general de La Cámpora, volvió a embestir contra su gestión, cada vez más comprometida. Además, Larroque dijo que debería estar terminada “la etapa de la moderación” y aseguró que la única dirigente que puede “dar esperanza” es Cristina Kirchner.
En su renuncia, plasmada en una carta pública de siete páginas, Guzmán se dirigió al Presidente: “Desde el día en que los argentinos y las argentinas percibimos que usted podía llegar a ser el Presidente de la Nación, busqué ser su ministro de Economía” y recordó ese momento como “tiempos muy difíciles”. Entonces, dijo, “sentía que mi responsabilidad con la Patria, con mi pueblo y con mi familia era aportar a la construcción de una salida a la crisis económica que vivía el país”.