La disparada de los dólares alternativos desconcierta a las empresas: casos concretos de fuertes aumentos de precios y cobertura de stocks
El ejecutivo de una multinacional de la alimentación lo dice sin eufemismos: "Nunca vi nada igual, que los precios se muevan como si hubiese habido una devaluación del dólar oficial. Acá no lo hubo, pero los aumentos que nos trasladan son injustificables".
La alarma es total. Y abarca a varios sectores de la industria: desde las empresas alimenticias -a las que sus proveedores les están entregando con aumentos de hasta 50%- hasta los corralones que venden materiales para la construcción. También hay fuertes aumentos en el rubro automotor. Todo, en un marco donde son cada vez más evidentes los faltantes y las demoras en las entregas.
De acuerdo a un relevamiento que hizo iProfesional entre empresas líderes y también Pymes de distintos sectores de la economía, los problemas estallaron tras la renuncia de Martín Guzmán pero se agravaron durante la última semana.
El salto del dólar blue a $301 pero -sobre todo- del contado con liquidación al récord de $304, luego de superar los $310 durante la tarde del martes, le pone más presión a los precios.
De hecho, hay empresas que avisaron a sus clientes -en algunos casos fabricantes líderes de alimentos- que empezará a cotizar sus productos a un intermedio entre el dólar MEP y el dólar oficial, que administra el Banco Central.
Concretamente, esa proyección -que al día de hoy significaría una cotización en torno a los $200 por dólar- fue acercada por empresas que venden insumos químicos para la industria alimenticia.
Lo más grave fue el incremento en el azúcar, de entre 30% y 40%, según las empresas.
Algunos de los insumos clave que utilizan las compañías que fabrican también se desmadraron en las últimas jornadas. Algunos ejemplos: cajas de cartón: +30%. Las cartulinas, un 35% y las etiquetas para rotular los envases, hasta un 50%. Lo mismo va para otros insumos, como los químicos. Las esencias se encarecieron 50% en una semana.
"Se desarmó todo", exclama, preocupado, el gerente de otra de las alimenticias líderes del país.
Las empresas de la alimentación, que a lo largo de este mes registraron aumentos de entre 5% y 8%, prevén una aceleración inflacionaria para el comienzo de agosto.
La construcción es otro de los sectores cuyos precios "volaron" en sintonía con el ensanchamiento de la brecha.
Un rápido relevamiento por los corralones da cuenta de esa disparada. En el caso de los pisos y revestimientos hay alzas de hasta 52% en las últimas dos semanas.
Un paso por detrás se ubican las griferías, con alzas de hasta 36%. En las puertas de madera, la suba promedio fue del 25%, mientras que en los productos eléctricos -como los cables de 2,5-, el ajuste trepó al 22%.
Desde la cámara de la Construcción aseguran que si bien estas remarcaciones por ahora no afectan a las grandes obras -ya que ahí se pactan precios a más largo plazo-, no es lo mismo a la hora de hablar de las pequeñas construcción. O en las refacciones, donde el castigo al bolsillo es inmediato y los consumidores posponen las decisiones hasta que se aclare el panorama.
Como sucede con los proveedores de la industria de la alimentación, acá tampoco aparecen las razones que justifiquen semejantes movimientos en los precios, más allá de la gran incertidumbre por el escenario cambiario.
Lo mismo vale para los empresarios que deciden poner a resguardo sus stocks en lugar de vender sin saber los precios de reposición de la mercadería.
Para este mes, las consultoras que monitorean la evolución de los precios estiman que la inflación superaría el 7%, con lo que julio se convertiría en el mes más caliente. Incluso por encima del 6,7% de marzo último.
El escenario es compartido desde el Banco Central, donde los datos de alta frecuencia de la primera quincena del mes dan cuenta de esa misma dinámica.
La aceleración inflacionaria terminará impactando en el nivel de consumo, lógicamente. Algo de esto ya se percibió el mes pasado, cuando la suba de los precios era más moderada.
El golpe no es homogéneo: impacta en los consumidores del AMBA -CABA y el gran Buenos Aires-, mientras que en los distritos del interior se mantiene un ciclo positivo gracias a los ingresos de las más florecientes economías regionales. Y por el ingreso de turistas extranjeros, sobre todo a las ciudades fronterizas.
El escenario quedó planteado en el último informe sobre consumo masivo realizado por la consultora Scentia, que dirige el especialista Osvaldo del Río.
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Allí, se detectó que las ventas de alimentos y bebidas en el AMBA cayó 3,1% durante junio, en relación al mismo mes del año pasado. Marca una profundización en la caída del consumo: durante el primer semestre, la merma fue del 2,4%.