La tasa, por ahora, sigue en 133% nominal anual frente a una inflación que según las estimaciones oficiales corre al 300% anual. Los detalles del plan financiero de Caputo y Bausili.
Las primeras medidas del Banco Central (BCRA) que se conocieron esta semana apuntan a temas macro: suba del dólar, liberar pagos de importaciones y negociaciones con organismos internacionales para fortalecer las reservas. Las definiciones sobre la tasa de interés de los plazos fijos y el cepo cambiario, en tanto, quedarán para un segundo tiempo, cuando el Gobierno empiece con los ajustes “micro”.
En el corto plazo, el Gobierno apunta a construir las bases sobre las que pueda poner en marcha un plan de estabilización. Como adelantaron los banqueros invitados a la reunión con el presidente del BCRA, Santiago Bausili, las medidas anunciadas son de emergencia y el plan más amplio -cuyo objetivo final es el levantamiento del cepo cambiario, que por ahora sigue totalmente vigente- tardará unos meses en darse a conocer.
De todos modos, dentro de ese esquema, una cosa parece clara: la decisión del BCRA de no mover la tasa de interés -que sigue en 133%- ni hacer cambios en los plazos fijos responde a la intención oficial de que el peso tenga un retorno atractivo medido en dólares. Esa estrategia de mantener un “peso fuerte” que le gane a la evolución del tipo de cambio se conoce en la jerga como “carry trade” y le servirá a las autoridades para intentar que los depósitos se mantengan en los bancos por más tiempo.
La tasa de interés -estancada en torno al 11% mensual- será más atractiva que el 2% por mes al que, según lo que anticipó Luis Caputo, se moverá el tipo de cambio oficial. Suponiendo que la brecha cambiaria no se amplíe demasiado, los depósitos van a ganarle al dólar. Sin embargo, no tendrán chances de competir contra una inflación que será muy alta en los próximos meses y se estima que superará el 20% mensual.
La pata financiera del Plan Caputo
La pata financiera de este esquema de urgencia empezó por subir el tipo de cambio a un número exageradamente alto, de $800 -lo que en la jerga especializada se conoce como overshooting-, y dejar espacio para volverlo a mover en torno al 2% mensual si hiciera falta. La idea es poder usarlo de ancla para las expectativas mientras el ajuste que anunció Caputo surte efecto y se empieza a notar “el ancla fiscal”, algo que en el Gobierno esperan para marzo o abril.
Con respecto al ritmo de deslizamiento, fijado en 2% mensual, buscarán dar una señal doble: el tipo de cambio no va a acompañar a la evolución de la inflación, de modo de bajar las expectativas, pero tampoco quedará atrasado para seguir impulsando a los exportadores a liquidar divisas. Allí, la fuerte suba inicial del tipo de cambio, entienden en el Gobierno, deja un “colchón”.
No obstante, los especialistas dudan de esa evolución. “De acuerdo a nuestras proyecciones inflacionarias de diciembre, enero, febrero y marzo (fogonazo inflacionario mediante producto de recomposición de precios relativos, inflación reprimida y efectos de emisión monetaria descontrolada en meses previos), de mantenerse ese ritmo, hacia marzo el tipo de cambio real podría verse atrasado significativamente”, afirmó Aurum Valores.
“Estimamos que la tasa de crawling anunciada no podrá ser sostenida en ese ritmo por mucho tiempo si se quiere evitar expectativas devaluatorias adicionales que podría entorpecer el camino hacia una estabilización”, cerró esa casa de Bolsa.