Milei y Caputo salieron a enfrentar los temores de los inversores sobre la capacidad de repago de la deuda. Los precios de los bonos siguen mostrando altas posibilidad de una nueva reestructuración. La posibilidad de un préstamo del FMI o de un “repo” con garantía de la deuda lucen aún lejanos.
Las últimas declaraciones de Javier Milei en una entrevista con Alejandro Fantino aportaron bastante información sobre el rumbo adoptado. El presidente afirmó que el mandato popular es bajar la inflación y que eso medirá el éxito de su gestión. Todo lo demás quedaría ahora supeditado a este primer objetivo.
Los últimos relevamientos de consultoras privadas indican que julio mostrará una nueva desaceleración, luego de un repunte menor en junio. Del 4,6% podría bajarse a niveles cercanos al 4% mensual y no se descarta que perfore levemente ese nivel.
La ola polar y el aumento de la brecha cambiaria de la primera quincena provocaron un salto algo más significativo en los precios. Econviews, por ejemplo, midió un salto de 1,5% en la tercera semana de julio para una canasta de alimentos, perfumería y limpieza.
Otro informe, pero de Econométrica, advirtió: “las intensas heladas de la última quincena terminaron afectando la oferta de frutas y verduras, reflejando un importante impacto en sus precios”. La consultora que dirige Ramiro Castiñeira fue algo más optimista que el resto de sus colegas, al proyectar una inflación de julio en torno al 3,8%, aun después de este efecto climático.
La “emisión cero”, que es el capítulo fundamental de esta segunda fase del plan económico, procura bajar drásticamente la inflación. Milei aseguró que el objetivo es que caiga a niveles cercanos al 0%, o más bien debajo del 1% mensual como sucede en casi todos los países de la región. “La primera etapa es llegar al 2% en inflación mayorista y núcleo”, escribió ayer el presidente en redes sociales.
El “ancla nominal” sería una medicina potente para combatir la inflación y al mismo tiempo evitar presiones sobre el tipo de cambio.
Pero mientras se empieza a recorrer ese camino, Luis “Toto” Caputo anunció que venderá parte de las reservas. El objetivo es absorber el excedente de pesos generado por la compra de dólares de los últimos meses. Pero sobre todo el sentido es aumentar la oferta del mercado cambiario para empujar las cotizaciones financieras a la baja.
Milei aseguró que el objetivo es que caiga a niveles cercanos al 0%, o más bien debajo del 1% mensual como sucede en casi todos los países de la región
Si bien los dólares financieros cayeron durante la última semana luego de las medidas, en cambio el riesgo país operó en alza y rozó los 1.600 puntos básicos. La debilidad de los bonos demostró que los inversores tienen otras preocupaciones en la cabeza a la hora de apostar por activos argentinos.
En Wall Street festejan el superávit fiscal que consolidó el Gobierno en estos primeros seis meses del año, incluyendo un mes complicado como es junio. Sin embargo, les preocupa la debilidad del Banco Central, que volvió a tener reservas negativas.
El panorama hacia adelante es aún más desafiante. El Tesoro aseguró que adelantará la compra de USD 1.500 millones para asegurar los pagos de deuda en enero. Y además el compromiso es esterilizar los pesos emitidos desde el 30 de abril, lo que requerirá usar alrededor de USD 1.700 millones adicionales.
Según Fernando Marull, director de FMyA, estas medidas implican que las reservas netas quedarían en USD 5.000 millones negativos, lo que implicaría incumplir con las metas acordadas con el FMI.
Punto de partida
Éste es el punto de partida para empezar a buscar dólares y volver a niveles algo más tranquilizadores. De lo contrario, difícilmente alcance con mantener el superávit fiscal y bajar la inflación para recuperar la confianza de los mercados.
Según Fernando Marull las medidas implican que las reservas netas quedarían en USD 5.000 millones negativos, lo que implicaría incumplir con las metas acordadas con el FMI
El blanqueo recientemente lanzado, y cuya fase más atractiva vence el 30 de septiembre, es una de las opciones para captar algo de dólares. Cálculos preliminares indican que podría atraer entre USD 1.000 y USD 1.500 millones a las reservas. La cifra exteriorizada sería sustancialmente mayor, pero solo una porción menor terminará como dólares depositados dentro del sistema financiero.
Luego hay apuestas relacionadas con el RIGI, pero es difícil jugársela por cualquier monto en el corto plazo. Sobre todo teniendo en cuenta que el cepo cambiario sigue siendo un obstáculo para que entren fondos frescos.
El superávit comercial, que se mantiene cómodamente arriba de los USD 1.000 millones mensuales no impacta ahora en las reservas porque un 20% de las exportaciones se terminan liquidando a través del contado con liquidación. Este esquema, heredado del anterior gobierno, también busca limitar la suba de los dólares financieros.
Con este panorama, tienen razón los inversores en estar preocupados. ¿Cuál es la garantía que da el Gobierno sobre el cumplimiento en los futuros pagos de la deuda? Por ahora la palabra de Milei, quien aseguró que la deuda se va a pagar “como sea”.
Asegurar los USD 1.500 millones necesarios para enero es insuficiente, porque luego restan más de USD 8.000 millones adicionales hasta fin de 2025.
Los precios de los bonos siguen reflejando posibilidad altísimas de una inminente reestructuración de la deuda. El Bonar 2030 cayó de los USD 50 y el resto de la curva de bonos en dólares está ya bordeando los USD 40. Son precios mucho más altos que los del año pasado durante la gestión de Alberto Fernández y Sergio Massa. Sin embargo, están diez dólares debajo de lo que cotizaban en el pico de mayo, cuando el riesgo país se derrumbó a 1.200 puntos básicos.
El Gobierno todavía tiene muchas opciones a las cuales recurrir para evitar un futuro default. Pero las reservas negativas y un pasado pródigo en reestructuraciones de deuda justifican la desconfianza del mercado.
Asegurar USD 1.500 millones necesarios para enero es insuficiente, porque luego restan más de USD 8.000 millones adicionales hasta fin de 2025
Una de las posibilidades es ir a un nuevo acuerdo con el FMI, que incluya un desembolso que en su momento se estimó en USD 10.000 millones. Pero hasta ahora no arrancaron esas conversaciones y el organismo no parece tener apuro.
Mucho menos luego del renovado ataque de Milei al encargado del Hemisferio Occidental del Fondo, Rodrigo Valdés. Ambos ya tuvieron un accidentado encuentro en marzo, cuando el funcionario estuvo en la Argentina participando de un seminario de inversiones. En una reunión en Casa Rosada le manifestó al Presidente su negativa a apoyar cualquier intento de dolarización. Esta postura fue luego confirmada cuando llegó a Buenos Aires la número dos del organismo, Gita Gopinath.
Esperando a Donald
Milei acusó a Valdés abiertamente de jugar a favor de Sergio Massa y del kirchnerismo. “Me pusieron a alguien que es parte del Foro de San Pablo”, se queja el Presidente, haciendo alusión a ideas socialistas que estarían detrás del accionar del chileno. “A Massa le prestaron todo lo que pidió y a nosotros nada, a pesar que superamos todas las metas comprometidas”.
En estas condiciones, es difícil que se avance al menos hasta fin de año. La esperanza es que una victoria de Donald Trump a la presidencia norteamericana le otorgue otra impronta al FMI. Tal vez así estén dadas las condiciones para habilitar fondos frescos. Pero se trata por ahora de meras especulaciones.
Tanto Milei como Caputo reconocieron que tienen pesado avanzar en “operaciones de repo” para la obtención de dólares frescos. Massa lo intentó en 2022 pero no logró un centavo. El motivo es el mismo que ahora: con bonos muy deprimidos es imposible utilizarlos como garantía para préstamos.
Aunque en ese momento las cotizaciones eran mucho más bajas, a los valores actuales tampoco parece fácil conseguir el dinero suficiente para pagar la deuda.
Al final del camino, Argentina precisa recuperar el acceso a los mercados para refinanciar la deuda con nuevas colocaciones.
La pregunta del millón es cómo se hace, entonces, para recuperar el acceso al financiamiento internacional
El “roleo” de la deuda es al que recurren todos los países para pagar vencimientos, pero Argentina hace seis años que no tiene acceso a los mercados. Eso precipitó al reestructuración que hizo Martín Guzmán en 2020, plena pandemia.
Algunas empresas argentinas lograron conseguir dólares frescos recientemente, como sucedió con TGS, Telecom, Vista Energía y Pan American Energy. Es un buen síntoma porque son fondos de largo plazo que prestan para empresas que invierten en el país. El problema es que la deuda soberana cotiza muy por debajo de estos corporativos.
La salida del cepo cambiario sería fundamental para que los inversores vuelvan a confianza y permita una fuerte baja del riesgo país. En todo caso, la salida gradual de los controles será “gradual”, como aclaró en una presentación en Nueva York el vicepresidente del Central, Vladimir Werning.
Como se suele plantear en el dilema del “huevo o la gallina”, parece difícil identificar qué viene antes: salida del cepo o acceso al mercado. Como están planteadas las cosas, todo indicaría que primero será necesario dar muestras claras de una salida de los controles para que luego se den las condiciones y recuperar el financiamiento voluntario.
(FUENTE: INFOBAE)