La información rescatada del año 2013 advierte sobre evacuaciones que se darían en Corrientes y el cierre para las visitas en las Cataratas de Iguazú. Mientras que los pronósticos internacionales adelantaron que la bajante continuará por tres meses más.
Una falsa alarma de una “extraordinaria creciente” en los ríos Iguazú y Paraná preocupó a las poblaciones ribereñas durante este fin de semana. Se trata de una noticia del año 2013, cuando sí hubo inundaciones en Corrientes.
Los especialistas explicaron la falsedad de la alarma, ya que en las cuencas de aporte brasileñas también está pronosticado que prevalezcan las bajas precipitaciones.
Además, la noticia difundida destaca que, debido a esta supuesta situación de alarma, los paseos por las Cataratas del Iguazú están suspendidos y el agua de algunos arroyos alcanzan la altura del puente sobre la Ruta Nacional 12, lo que genera mayor preocupación porque el tráfico por dicha vía quedaría virtualmente cortado.
“No es verdad que están tapadas las pasarelas, y las Cataratas están con el caudal normal”, señaló una guía turística de Iguazú.
Sin embargo, se trata de una noticia recuperada de junio de 2013, cuando sí hubo inconvenientes con la vulnerabilidad de las poblaciones ribereñas. “La crecida del Paraná también afecta desde hace 48 horas las poblaciones ribereñas en Corrientes, como la isla Apipé, donde más de 20 familias ya fueron evacuadas”, detalla la vieja alarma.
La bióloga Irene Wais explicó que el proceso para que el río Paraná retome su caudal normal será lento y que, según los pronósticos, continuará con déficit al menos tres meses más.
“El agua va a volver pero a largo plazo, porque las inundaciones y las sequías son dos caras de la misma moneda”, adelantó Wais y agregó que “el río tiene su ciclo de bajante de seis meses y seis meses de creciente. Lo primero que hay que hacer es saber cómo funciona la naturaleza, tratar de devolver a nuestra cuenca lo más parecido posible los seis meses de bajante y seis meses de creciente, y no manejarlos para que los ríos se vuelvan completamente erráticos”, indicó.
Por su parte, Brasil también presenta una crisis climática, con varios estados del país que se enfrentan a la peor sequía de los últimos 90 años.
“Estamos ante un problema grave”, dijo Bolsonaro en mayo, cuando los funcionarios gubernamentales y analistas comenzaron a advertir al país sobre las posibles consecuencias de la sequía. “Estamos viviendo la mayor crisis hidrológica de la historia. Habrá dolores de cabeza”.
Mientras que el río Paraná lleva un mes de estabilidad en su altura entre los 20 y 30 centímetros, lo que significan 3 metros menos que su caudal normal.